La ultra izquierda francesa como falsa solución
Francia ha mostrado este domingo que es un país decadente e ingobernable. La victoria de un variopinto Frente Popular, dirigido por un líder extremista de izquierda como Jean-Luc Mélenchon, es un espejismo melancólico. El rosario de la aurora en un país laico que ha traspasado el umbral asumible de inmigración hasta perder las riendas de su destino.
Además, los “cordones sanitarios” no son soluciones democráticas y a lo único que llevan es a crear una falsa paz que cada día deja más descontentos. Elección tras elección los de Le Pen van alcanzando mayor porcentaje, porque les dejan como exclusiva oposición, hasta que sean la única tabla de salvación posible en Francia y obtengan la mayoría absoluta. El olor a democracia fallida de nuestros vecinos no puede ya esconderse.
El gran derrotado francés es el presidente de la República, Emmanuel Macron, que seguramente no tendrá otra que cohabitar con un Gobierno ultra izquierdista deseando que fracasen sus políticas ideologizadas para convocar elecciones conjuntas presidenciales y legislativas. Una muerte anunciada a un producto bien coloreado por el marketing político.
A. M. BEAUMONT