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EDITORIAL

Nacho Cano y Pedro Sánchez: ¿quién es el ‘friki’?

Los que desacreditan al cantante por su denuncia son los mismos que le dan credibilidad a Pedro Sánchez cuando denuncia que es objeto de una trama fascista de jueces, políticos y periodistas que quieren destruirle

Nacho Cano en la rueda de prensa tras la detención

Nacho Cano en la rueda de prensa tras la detención

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La detención exprés de Nacho Cano por presunta explotación laboral de inmigrantes ha hecho correr ríos de tinta. Su posterior comparecencia ante la prensa directamente ha roto los audímetros. Muchos le han acusado de ser un ‘friki’, un estrambótico capaz de achacar su detención a una trama política y policial para desviar la atención de algunos casos que molestan al Gobierno, como la investigación criminal que se sigue contra Begoña Gómez.

Según ha dicho el músico, su amistad con Ayuso ha sido también aprovechada para utilizarle en esa maniobra de distracción. “Si me encuentran muerto en la cuneta ya saben quién ha sido”, ha llegado a afirmar en relación a esa trama que denuncia.

Ha faltado tiempo para que la izquierda saliera en tromba a arremeter contra Nacho Cano y a destacar su relación con Isabel Díaz Ayuso. Le han llamado de todo. Friki y conspiranoico es de lo más suave. Ha sido objeto de burlas de todo tipo. Nadie del PSOE y sus socios ha considerado la posibilidad de que, efectivamente, la detención del artista se deba a un complot orquestado desde el poder. Y la verdad es que parece que tienen razón. Suena muy exagerada y muy poco creíble la argumentación de Nacho Cano, esa es la verdad.

Lo que también es llamativa es la reacción de esos que le niegan cualquier credibilidad. Son los mismos que se la dan a Pedro Sánchez cuando denuncia que él mismo es objeto de una trama fascista de jueces, políticos y periodistas que quieren destruirle. Es más, para amplificar su teoría montó la farsa del encierro durante cinco días en la Moncloa, supuestamente desojando la margarita de su continuidad en política. Es más, meses antes, achacó a esa misma trama el deseo de meterle en la cárcel y denunció maniobras para conseguirlo.

A ese disparate irresponsable de Sánchez los críticos de Nacho Cano le han dado toda la credibilidad del mundo. Dos denuncias de sendas confabulaciones tratadas de forma diametralmente opuestas. El periodismo de izquierdas es lo que tiene, una vara de medir para los suyos y otra para los demás.

Es evidente que es injusto ese tratamiento diferente a una denuncia y la otra, pero incluso aunque se valoraran ambas de manera crítica, sería igualmente injusto porque lo que ha hecho Pedro Sánchez es igual de disparatado, pero mucho más grave. En su caso es el presidente del Gobierno nada menos el que de manera totalmente irresponsable pone en entredicho la limpieza del sistema. Nacho Cano al fin y al cabo no es más que un cantante sin ningún poder político.

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