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EDITORIAL

¿Y si el PP vive mejor sin Vox?

La operación de Abascal mata la estrategia del PSOE de equiparar al PP con Vox. Si Vox es un partido de ultraderecha y rechaza al PP será quizás porque no están en la misma sintonía

Santiago Abascal en la ejecutiva de VoxVOX

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Vox ha tomado la decisión más arriesgada desde que se fundó: romper los gobiernos autonómicos que comparte con el PP. No hace falta ser un avezado politólogo para darse cuenta de que la medida es difícil de explicar y difícil de entender, incluso para muchos simpatizantes de esa formación.

Basta con darse una vuelta por las redes sociales para comprobar que algunos destacados seguidores de Vox cuestionan la decisión, no tanto por el fondo sino por la inoportunidad de la misma. Basta con sondear un poco dentro del partido para darse cuenta del desconcierto que ha generado. Basta con ver las caras de los vicepresidentes que van a dimitir este viernes. Y es que hay un principio elemental para muchos votantes de Vox que Abascal parece haber olvidado: el enemigo no es Feijóo ni el PP, es Sánchez y el PSOE.

En el PP no han entrado en pánico, ni mucho menos. Carlos Mazón ha afirmado que a pesar de todo “el Gobierno del cambio sigue” en la Comunidad Valenciana, pactando con Vox en la oposición, y Mañueco también garantiza la “estabilidad” en Castilla y León. Porque una cosa es dejar el Gobierno y otra muy distinta es forzar a un adelanto electoral en esas comunidades autónomas. Eso nadie se lo perdonaría a Vox.

Y con esa baza juega el PP: saben que los de Abascal pueden tensar mucho la cuerda, pero que si la rompen saldrán perdiendo, porque se les verá como responsables de la situación. Se les percibirá como los culpables de poner en riesgo casi la única parcela donde Sánchez no ha conseguido meter sus garras: los gobiernos autonómicos, el poder territorial.

Además, la operación de Abascal mata la estrategia del PSOE de equiparar al PP con Vox. Si Vox es un partido de ultraderecha y rechaza al PP será quizás porque no están en la misma sintonía ideológica y sus discursos desafinan, por mucho que Sánchez insista en decir que un partido y el otro son iguales.

Habrá que ver la evolución de las encuestas de intención de voto, de las serias, no de las del CIS. Quizás nos llevemos alguna sorpresa. A lo mejor el PP se siente cómodo con este nuevo papel de Vox fuera del gobierno y ejerciendo como partido de la oposición. Se aleja del extremo y puede pescar votos entre los votantes más moderados de Abascal. En definitiva, es probable que el PP viva mejor sin Vox. De hecho nunca lo quiso dentro de sus gobiernos.