El ajedrez político se complica
Cualquiera de las teorías sobre a quién beneficia la patada al tablero de Abascal encaja, pero todas tienen sus pros y sus contras
La salida de Vox de los gobiernos autonómicos en los que tenían algún papel relevante, ha venido a poner una especia más a un panorama político ya de por sí bastante condimentado de polémicas. Al debate sobre las decisiones judiciales que afectan a la Ley de Amnistía y a Begoña Gómez, a la cuestionable intención de Pedro Sánchez de nombrar a su ministro Escrivá gobernador del Banco de España, a las discusiones de bar sobre qué o quién es más peligrosa, si la izquierda radical o la derecha extrema se suma ahora la decisión de Abascal, insólita por cuanto en este país no estamos acostumbrados a que quien araña cierta cuota de poder, aunque solo sea por necesidad ajena, renuncie a ella.
Hay quien piensa que la ruptura de Vox con el PP beneficia a Sánchez en tanto en cuanto supone una división de sus oponentes, aunque le quita argumentos para seguir tachando a Feijoó de ultra; hay quien opina que es Feijoó el que sale mejor parado por deshacerse, sin despeinarse, de un socio útil pero incómodo, aunque por otro lado le desestabiliza el gobierno de unas cuantas comunidades, y luego están los que creen que la estrategia de Abascal tiene mucho que ver con lo que está pasando en países como Francia, Alemania o Italia en los que la llegada en masa de sin papeles a los que hay que proveer de lo más necesario, ha colmado la paciencia de muchos votantes que han optado por aupar a partidos muy parecidos al suyo… claro que de aquí a que se convoque elecciones generales puede encontrarse como aquel coronel que se lanzó al campo de batalla creyendo que sus tropas le seguían y cuando se giró vio que estaba más solo que la una.
Cualquiera de las teorías encaja y las tres tienen sus pros y sus contras, lo que significa que la partida múltiple de ajedrez se complica. Y mientras tanto, ahí seguimos los demás, pagando el tablero, las piezas, a los jugadores, los gastos de estrategia y, como nos descuidemos, unas cuantas elecciones autonómicas en cuanto nos quitemos la arena de los tobillos. Ventajas de haber acabado con el bipartidismo, que dicen algunos.