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EDITORIAL

Alcaraz y la Selección Española ganan a la politización del deporte

Domingo inolvidable para España. El plantea deportivo habla un solo idioma gracias a la victoria de Carlos Alcaraz en Wimbledon y, después, de la selección española de fútbol en la Eurocopa.

Carvajal llora tras ganar España

Carvajal llora tras ganar España

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Domingo inolvidable para España. El plantea deportivo habla un solo idioma gracias a la victoria de Carlos Alcaraz en Wimbledon y, después, de la Selección Española de fútbol en la Eurocopa.

Es el idioma del deporte, que une a todos los españoles. Es el idioma universal que no entiende de razas ni colores, solo de superación y de deportistas admirables que consiguen ser los mejores en lo suyo.

España entera celebró ambas victorias que dan prestigio a nuestro país en el mundo. En Cataluña vimos multitudes siguiendo a la selección en pantallas instaladas en algunas ciudades y celebrando luego la victoria. También en el País Vasco y, por supuesto, en el resto del país.

Pocas cosas hay en España a salvo de la política. El deporte es una de ellas, probablemente la más importante que se salva de la utilización partidista. Por eso fastidia que algunos, en este caso la izquierda española, estén intentando politizar los triunfos de la selección.

Lleva la izquierda varias semanas con la matraca de que Lamine Yamal y Nico Williams no son blancos, que sus padres llegaron aquí como inmigrantes ilegales y que la inmigración ilegal, por tanto, es fantástica y maravillosa.

Insiste la izquierda en dibujar a España como un país racista en el que una buena parte de la población no admite a esos dos negros en la Selección Española. Como en botica, hay de todo, claro, pero es una inmensa minoría la que piensa de esa manera retrógrada. A la izquierda, por alguna razón, le interesa magnificar el problema.

Siguiendo esas líneas argumentales tan forzadas e irreales, este domingo Salvador Illa quiso meter sus zarpas en la final de la Eurocopa afirmando en un mitin que cada gol de Yamal o de Williams es un golpe a la extrema derecha.

Pedro Sánchez utilizó también su presencia en el palco de la final de la Eurocopa para hacer un poco de propaganda barata e inoportuna. No faltó la foto con el nuevo primer ministro británico y con el canciller alemán, ambos socialistas, para lanzar el mensaje de lo maravillosa que es la social democracia frente a la derecha rancia.

No viene a cuento la utilización política del deporte, aunque Pedro Sánchez está tan acostumbrado a poner cualquier organismo o institución a su servicio que verá con naturalidad utilizar a la selección española de fútbol para su gloria política personal. Hay que pedirle a los políticos que aparten sus sucias manos de nuestros deportistas que son patrimonio de todos, que nos hacen unos ratos un poco más felices a todos, de izquierdas y de derechas, blancos, negros o mulatos, hombres o mujeres, mayores o niños. Déjennos disfrutar de eso sin su sucia manipulación. No manoseen el deporte.

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