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EDITORIAL

Sánchez, Begoña y Barrabés: cafés ¿y contratos? en la Moncloa

Situar a Sánchez físicamente en las mismas reuniones que Begoña Gómez y Barrabés supone un salto cualitativo muy importante en la investigación y, sobre todo, ante la opinión pública

Pedro Sánchez en la ejecutiva del PSOECarlos Lujan

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Pedro Sánchez estuvo presente en dos reuniones celebradas en la Moncloa entre Begoña Gómez y el empresario Carlos Barrabés. Sus empresas están en el ojo del huracán y sustentan la denuncia por tráfico de influencias y corrupción por la que se investiga a la esposa del presidente del Gobierno en un juzgado de Plaza de Castilla.

En ese contexto, situar a Pedro Sánchez físicamente en las mismas reuniones que Begoña Gómez y Barrabés supone un salto cualitativo muy importante en la investigación y, sobre todo, ante la opinión pública. Porque más allá de la trascendencia penal de los hechos, que es algo que determinará la Justicia, cada día que pasa parece más evidente que la actividad profesional de Begoña Gómez no tenía un pase ni era admisible desde el punto de vista del más elemental sentido de la limpieza democrática.

Un simple análisis racional de los hechos nos lleva a una conclusión que es perfectamente factible. A Carlos Barrabés probablemente le importaba muy poco el máster de Begoña Gómez en la Universidad Complutense, uno más entre mil. Si se interesó fue precisamente porque la directora era la mujer del presidente del Gobierno y podía servirle de enlace con Pedro Sánchez, con todo lo que eso significa para una empresa que aspira a contratar con el Gobierno. Y contrató, vaya si contrató. Sus adjudicaciones con el Ejecutivo se dispararon de manera exponencial.

¿Qué pintaba el presidente en dos reuniones en la Moncloa relacionadas supuestamente con el máster de su mujer? ¿Acude personalmente Pedro Sánchez a todas las visitas que recibe Begoña Gómez? Es evidente que no. Lo más probable es que las reuniones se celebraran allí para que pudiera estar presente el presidente, porque la lógica dice que lo normal es que la directora del máster y su ‘socio’ se encontraran en la Universidad Complutense, no en la Moncloa.

La verdad es que nada de lo que rodea a la cátedra de Begoña Gómez es normal o no lo parece, empezando por la manera en la que se creó. Fue en una reunión entre la esposa de Sánchez y el rector de la Complutense celebrada en el Palacio de la Moncloa. Lo que cabe esperar es que la que va a pedir un trabajo, una cátedra en este caso, acuda al despacho de la persona que se lo tiene que dar, el rector magnífico. Aquí ocurrió lo contrario, quizás porque ella es la mujer del presidente. El rector además le concedió la cátedra a pesar de que Begoña Gómez no tiene título universitario.

Tampoco es normal cómo muchas empresas, grandes empresas, colaboraron con Begoña Gómez en un máster que no es más que uno más entre centenares de másteres. Indra, Google y Telefónica donaron incluso un programa informático, una aplicación, cuyo desarrollo costó 150.000 euros nada menos. Para Colomo, ese programa acabó registrado a nombre de la propia Begoña Gómez, no de la Complutense.

La Justicia dirá, pero es evidente que cada día que pasa, cada testigo que declara y cada información nueva que se publica hace más urgente e inexcusable una comparecencia del presidente del Gobierno para dar cuenta de todo esto. No es ni mucho menos suficiente con despacharlo diciendo que no son más que bulos distribuidos por los medios de la fachosfera que van a por el pobre Sánchez. Aquí no hay más bulos que los que difunde él mismo, sus ministros y su partido para buscar la impunidad total ante el veredicto de la Justicia y el de la opinión pública.