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Un cartel contra Begoña y Sánchez en Plaza de Castilla.Fernando Sánchez

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Begoña Gómez ha comparecido por segunda vez ante el juez, y por segunda vez ha optado por guardar silencio mientras el sanchismo (que no el PSOE) en general y el gobierno sanchista (que no del PSOE) en particular, siguen manteniendo que lo que sufre la mujer del presidente del gobierno es una persecución política a pesar de que los cargos por los que está siendo investigada tienen muy poco que ver con ideologías y sí mucho con el tráfico de influencias y la corrupción en los negocios.

Si todo es puro y cristalino, si no hay nada que esconder, si las cosas se han hecho como se deben hacer ¿a qué obedece esta estrategia que, junto a las informaciones que vamos conociendo cada día, más que favorecer al derecho de presunción de inocencia levanta todo tipo de sospechas? Es de suponer que cuenta con los mejores abogados a los que, con toda seguridad y viendo cómo actúa Sánchez, se les habrá pasado por el filtro ideológico pertinente. ¿Es idea de ellos o Begoña va por libre y los tiene sudando la gota gorda?

Hace 2.200 años Marco Tulio Cicerón ya dijo aquello de que "la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio". Si Begoña ha optado por callar siendo inocente, su negativa a declarar es incomprensible. Si lo ha hecho por miedo a decir algo que pueda implicarle es que no las tiene todas consigo. Sea cual sea el caso, lo único que ha conseguido la consorte del presidente, que no la presidenta consorte, es tirarse un puñado más de arena en los ojos. Claro que es muy posible que piense que, en el peor de los casos, siempre le quedará el comodín del Tribunal Constitucional…