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Un filibustero en el Congreso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro SánchezEDUARDO PARRA

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El pasado miércoles 17 de julio, a las 9 de la mañana, compareció un filibustero en el Congreso de los Diputados para hablar de regeneración. Realmente la llegada de Pedro Sánchez y su intervención de varias horas cumplió a la perfección con lo que en política se denomina "filibusterismo parlamentario", es decir el intento de bloquear la actividad política utilizando un discurso de larga duración y así evitar el debate limpio con una oposición que tiene su tiempo de intervención limitado.

Por tanto Sánchez lo que pretendió con su discurso fue desviar el objeto del debate que él mismo denominó de "regeneración democrática", haciendo todo lo contrario, es decir hablando y hablando para solamente difundir bulos, con risas nerviosas y chistes malos, y así extender una cortina de humo sobre su verdadero terror que era los acontecimientos que se estaban y se están desencadenando alrededor de su mujer y hermano.

Diputados estafados

Realmente el filibustero era una especie de pirata que se dedicaba a enriquecerse robando a los demás, y realmente muchos diputados nos sentimos estafados en el referido pleno puesto que, no solamente abusó de la paciencia, sino que vimos como Sánchez utilizaba su discurso sin límite de tiempo a arengar a los suyos para que renovaran el culto a su persona y así evitar que algunos flaquearan y vieran que "el Rey está desnudo".

Pero realmente el patetismo que trasmitía el presidente del gobierno fue incluso recriminado por sus socios más solidos como el portavoz del PNV que le llegó a decir que se preguntara si la "ética" era lo que faltaba en su discurso de falsa regeneración democrática.

Durante las casi siete horas de debate filibustero, Sánchez no dio ninguna explicación de lo que ocurría en los pasillos y despachos de la Moncloa, cuando su mujer se dedicaba a organizar reuniones para hacer negocios, en las que Sánchez era la estrella invitada, y de esos negocios obtener un lucro económico del que de forma indirecta se podría beneficiar el propio presidente.

Tampoco dio ninguna explicación de por qué su hermano vivía, según él, en Segovia, tenía un puesto de trabajo al que no acudía en Badajoz y pagaba impuestos en Portugal, sin que la agencia tributaria hiciera inspección alguna. 

Las mascarillas, el Instituto de la Mujer...

Tampoco explicó porqué hay miembros de su gobierno investigados por lucrarse durante la pandemia con la compraventa de mascarillas, cuestión que ha motivado que incluso el diputado Ábalos se encuentre sentado en los escaños del grupo mixto expulsado por el PSOE.

Y menos aún por qué no se ha cesado de forma fulminante a la directora del Instituto de la Mujer que se dedica a dar contratos a su mujer utilizando empresas simuladas y lucrarse con el dinero público de la lucha contra la violencia de género. Pero lo más grave, con respecto a este escándalo es que la ministra socialista de Igualdad ha pedido comprensión y humanidad.

La mujer del presidente del gobierno, su hermano o los investigados por corrupción del PSOE, pueden negarse a declarar cuando acudan al juzgado, es un derecho fundamental, pero Pedro Sánchez no puede negarse a dar explicaciones porque es su obligación democrática, máxime cuando su actitud autoritaria ya está afectando a la imagen de España, como ocurrió en Londres el pasado jueves cuando se negó a contestar sobre las andanzas de su mujer a un periodista británico.

Roba la democracia a los españoles

Así pues los problemas personales y políticos de Pedro Sánchez no se pueden esconder con filibusterismo y técnicas de trilero, no se puede hablar de regeneración democrática cuando la verdad es "protección de Begoña", no se puede intentar amordazar a la Prensa para que no informe cuando el que debe de informar es el propio Sánchez. Igualmente no se puede utilizar el Congreso para enfangar un debate mientras que ha convertido a la Moncloa como la sede de los negocios familiares. No puede utilizar al Fiscal General del Estado para proteger a su familia mientras que lo utiliza para atacar a la familia de los adversarios políticos.

En definitiva la única regeneración democrática que es necesaria en España es la de un presidente del gobierno que se convierte en un filibustero robándonos la democracia a los españoles.

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