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Pedro Sánchez debió dimitir hace mucho y ahora con más motivo

El presidente del Gobierno arrancó la legislatura comprando su investidura a un político prófugo con una ley inconstitucional y ahora el 'caso Begoña' es la gota que colma el vaso

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Pedro Sánchez debería dimitir. En realidad debería haber dimitido hace mucho, concretamente desde que compró su investidura a un prófugo de la justicia a cambio de una amnistía inconstitucional que borró sus delitos. Es un caso flagrante de corrupción política que hace que esta legislatura esté podrida desde la raíz.

Desde entonces todo ha sido un despropósito hasta llegar al 'caso Begoña Gómez' que, en el fondo, es también un caso de corrupción política y veremos, el juez lo dirá si le deja, un caso de corrupción económica y de tráfico de influencias castigado por el Código Penal. Desde el punto de vista de la limpieza democrática, de la estética y de la ética, no es admisible que la esposa del presidente del Gobierno mantenga relaciones con empresas que luego contratan con su marido. Esta es la gota que colma el vaso y que debería suponer la renuncia inmediata de Sánchez.

El juez Peinado está aguantado una presión inasumible. Esperemos que resista porque de lo contrario, si claudica, quien saldrá perdiendo será el Estado de Derecho, la democracia, y en consecuencia todos los españoles

Desde luego, y esto hay que dejarlo muy claro, el 'caso Begoña' no es una cacería mediática, política y judicial contra Pedro Sánchez. Eso es un bulo gigantesco, el mayor, quizás el único en esta historia. Es un bulo que adquiere especial gravedad cuando lo distribuye, promueva y amplifica el partido del Gobierno, el PSOE, y el propio Ejecutivo. 

No es admisible que portavoces socialistas, como Esther Peña y Patxi López, la portavoz del Gobierno desde Moncloa y varios ministros, incluido el de Justicia, se dediquen a coaccionar, amedrentar, deslegitimar y descalificar a un juez de Instrucción.

No todo vale para defender al jefe, para hacerle la pelota. Todos ellos deberían dimitir también porque no están a la altura de sus cargos y porque le hacen un enorme daño a la democracia y a la credibilidad del sistema. De manera especial, el Ministro de Justicia, Félix Bolaños. El hombre que debería velar por la independencia de los jueces no puede dedicarse a atacar en público a uno de ellos. 

El delito de Peinado es uno: atreverse a tocar a los poderosos. Si te metes con el jefe y su familia, estás muerto. Como la Mafia. Ministros, dirigentes socialistas y periodistas afines Se han dedicado a atacarle en lo personal y en lo profesional, por tierra, mar y aire. Como hicieron los políticos y medios independentistas con el juez Llarena. Lo mismo.

Peinado está aguantado una presión inasumible. Esperemos que resista porque de lo contrario, si claudica, quien saldrá perdiendo será el Estado de Derecho, la democracia, y en consecuencia todos los españoles.

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