Sánchez ya no tiene el control: Puigdemont, Feijóo, el juez Peinado y las “leches” al Gobierno

En España tenemos dos presidentes del Gobierno: uno ‘de iure’, el que está por Ley por haber conseguido sacar adelante la investidura en el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez; y otro ‘de facto’, el de verdad, el que realmente manda, Carles Puigdemont. Y, ciertamente, el asunto podría tener su gracia si no fuera por, uno, la inestabilidad que esta bicefalia provoca -denostando nuestra imagen como país allende las fronteras- y, dos, que el presidente del Gobierno ‘de facto’ se quiere cargar el orden constitucional de nuestro país sin seguir, tan siquiera, las mayorías cualificadas que para un cambio de la Ley Fundamental se exigen.

Y no. Esto no es un análisis de ‘cuñado’ o de ‘barra del bar’. Los hechos desde los comicios que ocurrieron hace un año y un día, el 23 de julio del 2023, así lo evidencian. Pedro Sánchez ha perdido el control de la actual legislatura, si es que en algún momento lo ha tenido.

A la derrota de Sánchez, ya hace meses, a la hora de aprobar el decreto de subsidios por el “no” de Podemos, se ha de recordar el rechazo a la Ley contra el proxenetismo por el “no” de Sumar -socio de Gobierno-, la retirada -a tiempo- del proyecto de la Ley del Suelo por su previsible también “no” o el más reciente, específicamente este martes, “no” en el Congreso a la senda de déficit para iniciar el proceso de construcción de los nuevos Presupuestos -el último salvavidas de Sánchez- y el también “no” a la Ley de Extranjería.

La única explicación que el Gobierno da a los sucesivos ‘noes’ que consigue en el Congreso es que el Partido Popular le rechaza todo. Hay que tener morro. Ni tan siquiera han intentado, ya no digo conseguirlo, negociar algo con Feijóo. Y no es muy democrático, ahora que está de moda hablar de “regeneración democrática”, el instaurar un ‘cordón sanitario’ -salvo para la reforma del CGPJ y de la Ley del Poder Judicial exigida por la Unión Europea- no solo al principal partido de la oposición sino al que ganó con holgada diferencia las elecciones generales de hace un año.

A esto súmenle que el juez Peinado ha descolocado al Gobierno yendo a por todas aunque, eso sí, con garrafales errores de procedimiento como no notificar correctamente a la defensa de Begoña Gómez las querellas que se le han interpuesto -un derecho básico- o citar como testigo al presidente del Gobierno inventando dos artículos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. En cualquier caso, ya nada queda de esa estrategia victimista del ‘Free Bego’que creían que le iba a dar la victoria en el 9J europeo. No ha funcionado. Y el desgaste del presidente del Gobierno no hace más que incrementarse.