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Venezuela, última oportunidad: Maduro apesta a pucherazo con Zapatero de avalista

José Luis Rodríguez Zapatero con Nicolás Maduro.

José Luis Rodríguez Zapatero con Nicolás Maduro.PRESIDENCIA DE VENEZUELA

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Venezuela vota este domingo en unas elecciones que en condiciones normales granaría la oposición, a pesar de todos los obstáculos, palos en las ruedas, trampas y atropellos que ha llevado a cabo el Gobierno de Maduro. Hay que partir de la premisa de que un proceso electoral en una narcodictadura disfrazada de democracia, que es lo que hay en el país caribeño, es una farsa en la que los contendientes no juegan en igualdad de condiciones. 

Estas elecciones, como las anteriores, apestan a pucherazo. Y no solo por el veto o la expulsión de decenas de políticos extranjeros, entre ellos una delegación del PP, que acudían a velar por la limpieza del proceso, sino por la naturaleza totalitaria del propio régimen. Es muy complicado que un dictador, que controla todos los resortes del país, permita que un recuento limpio le otorgue una derrota. 

Maduro ha encarcelado a líderes opositores bajo acusaciones falsas, como Leopoldo López o Antonio Ledezma; ha sancionado a otros, como María Corina Machado, que no puede concurrir a estos comicios por imposición del sátrapa que gobierna Venezuela. Muchos periodistas están en el exilio, como el director y presidente de El Nacional, Miguel Henrique Otero, que lleva seis años en España huyendo de la persecución política. Lo mismo que millones de compatriotas suyos que han huido del país bien por ese mismo motivo o bien por la situación de pobreza y carestía material a la que se enfrentaban. 

El comunismo es eso, pobreza, miseria y violación de los derechos fundamentales. No falla. No hay excepciones. La izquierda española siente, no obstante, una peligrosa atracción por estos dictadores de su cuerda ideológica. Cuba siempre se ha mitificado desde el PSOE y no digamos desde opciones como Izquierda Unida, Podemos o Sumar. Ante Venezuela se han puesto una venda. Se ha aprovechado ese disfraz de democracia que usa el chavismo, convocando elecciones y aprobando leyes en un parlamento, como coartada para justificar lo injustificable o, como mínimo, para no alzar demasiado la voz contra lo que está pasando allí. 

En el caso del PSOE además, su rehabilitado Rodríguez Zapatero, al que ahora adoran, ejerce desde hace muchos años de cómplice del chavismo, no sabemos si por dinero o por estulticia. El caso es que ejerce como tal avalando los sucesivos procesos electorales fraudulentos y las prácticas abusivas de Maduro con la falsa excusa del diálogo y la paz. No hay equidistancia ni compresión posibles con un tirano como Maduro. Venezuela tiene una oportunidad este domingo, pero hay que ser conscientes de la realidad: el régimen lo controla todo y es complicado, por suicida, que permita un proceso limpio de verdad. Allí donde entra el comunismo la libertad y la democracia salen por la ventana y la miseria y el totalitarismo entran por la puerta.

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