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EDITORIAL

El PSOE bolivariano: Sánchez exige adhesión inquebrantable

Sánchez ha obligado a sus peones regionales a tragar con todo. Les ha hecho las listas en las elecciones autonómicas y han tenido que aplaudir y defender aberraciones de todo tipo, incluso algunas tan graves como la ley de amnistía

Pedro SánchezEDUARDO PARRA

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Pedro Sánchez exige adhesión inquebrantable a sus subordinados, que es lo que son los barones socialistas, peones del líder supremo. No se admite la discrepancia y el que osa contradecir la doctrina oficial es objeto de burla y escarnio y se convierte en un apestado, un mal socialista que debe dejar el partido.

Porque el partido, el socialismo puro, es Sánchez y lo que diga Sánchez. Y el que se salga del carril es un traidor. Que se lo pregunten a García-Page, a Felipe González, a Alfonso Guerra y a Nicolás Redondo, entre otros muchos señalados por el oficialismo.

Sánchez ha obligado a sus peones regionales a tragar con todo. Les ha hecho las listas en las elecciones autonómicas y han tenido que aplaudir y defender aberraciones de todo tipo, incluso algunas tan graves como la ley de amnistía y ahora el pacto fiscal con ERC para otorgar a Cataluña una suerte de cupo vasco a la catalana que supone une privilegio para los catalanes y, en consecuencia, un agravio inasumible para el resto de los españoles.

Es cierto que en un caso y en otro, con la amnistía y con el pacto fiscal con ERC, se han producido algunos conatos iniciales de discrepancia. En el primer caso quedaron en nada rápidamente y es previsible que en este segundo asunto suceda lo mismo.

Es más, esas pequeñas críticas parecen algo que entra dentro del guión, que los Tudanca, Barbón, Espadas, Lobato y compañía se ven obligados a hacer de cara a la galería, pero que nunca pasa de ahí, de un leve pataleo. Y es que estas decisiones de Sánchez les dejan a los pies de los caballos, con cara de tontos ante sus conciudadanos de Castilla y León, de Asturias, de Andalucía, de Madrid y de cualquier otra comunidad. Sus posibilidades electorales arruinadas para mayor gloria del líder, sacrificados para que Sánchez alcance el poder o pueda retenerlo.

Es duro, muy duro, pero ellos tragan. Prefieren ser los líderes de la oposición humillados por su jefe a no ser nada. El que se mueve no sale en la foto. Incluso García-Page, el más crítico de todos ellos, no pasa nunca de las palabras a los hechos. Es decir, acaba tragando con las desquiciadas medidas que impone el jefe supremo de la dictadura sanchista que impera en el PSOE.