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Pedro Sánchez, en la rueda de prensa de este miércoles en Moncloa.EDUARDO PARRA

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“No-caso”, “no-caso”, “no-caso”. A Pedro Sánchez no se le saca de la vaguedad del eslogan. Sobre los interrogantes de los negocios de su esposa en La Moncloa, con su presencia en alguna de las reuniones, ni media palabra en su comparecencia para hacer balance del curso político.

El presidente del Gobierno ha decidido no hablar con el juez que le citó y que ha imputado a Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción. Pero, tampoco, suelta prenda a los españoles. 

“Es un mal tiempo para los agonías”, dijo Sánchez mirando al periodista Fernando Garea durante la rueda de prensa este miércoles en la sede de la Presidencia, cuando abordó una de las cuestiones más comprometidas y que se negó explicar ante el juez. ¿Quiénes son los agonías? Todos los que no comparten su visión.

Para Sánchez, al que se le ve cada día más airado, las preguntas de los medios son “valorativas”. Todo son montajes del PP que “compran” los medios. Una conspiración. El líder socialista decidió hace tiempo que sale rentable en una sociedad líquida vivir zambullido en el agua revuelta de la fabulación. Ahora toca roer el hueso del federalismo.

A. M. BEAUMONT