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El presidente del Gobierno, Pedro SánchezIsaac Buj

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Realmente la semana que hoy domingo finaliza empezó con un dictador vestido de chándal bolivariano, transcurrió con querellas chándal y termina con una votación de 500 independentistas de ERC que han querido vestir de chándal a la democracia española.

El chándal se ha convertido en el uniforme totalitario de aquellos que han querido, quieren y querrán destrozar la libertad y la igualdad imponiendo la voluntad de una minoría sobre el interés de la mayoría.

El eje de esta semana del chándal ha sido, sin duda, Pedro Sánchez que ha sido bastante tibio en la defensa del triunfo de la oposición en Venezuela e incluso está callado ante un Zapatero enfangado en la represión de la dictadura bolivariana; ha alentado dos querellas contra el juez que está investigando presuntos delitos cometidos por su esposa en la propia Moncloa; y ha traicionado el derecho de todos los españoles a recibir los mismos servicios públicos con independencia de la comunidad autónoma donde vivamos, aceptando el chantaje de un partido sumamente insolidario, reaccionario y xenófobo como es ERC.

El socialismo español, como ha ocurrido en otros países, ha dejado de existir tras abandonar sus principios y dejarse caer en manos del populismo, dando paso a movimientos personalistas e insolidarios que han secuestrado democracias consolidadas. Nunca me hubiera podido imaginar, como creo que le ocurre a muchos españoles, que una abogada del Estado se pusiera el chándal para escribir una querella contra un juez por querer tomar declaración a un testigo personalmente cumpliendo el principio procesal de inmediación, por muy presidente del Gobierno que sea el llamado a declarar.

Y tampoco me podía nunca imaginar que un presidente del Constitucional, en este caso Conde Pumpido, cambiara la toga por un chándal para reunirse, previamente a dictar sentencia, con aquel cuyas leyes y actos deben de ser examinados constitucionalmente; menos aún que el Fiscal General del Estado se convierta en el defensor no de la legalidad sino de quién le ha nombrado.

Cuando Sánchez anuncia la sentencia favorable en los ERES de Andalucía antes de que se dicte, cuando afirma que la amnistía será declarada plenamente constitucional tras conocerse una "discreta" comida entre él mismo y Conde Pumpido o cuando declara que "la Fiscalía de quién depende, pues eso" y luego vemos que la misma se alinea en la defensa de su mujer y de él mismo, está poniendo de manifiesto que nuestra democracia liberal basada en los derechos, libertades y en la división de poderes se está transformando tristemente en una democracia en chándal como ocurrió en la Venezuela de Chaves y sigue ocurriendo con Maduro.

La 'chandalización' de la Abogacía General del Estado, del Tribunal Constitucional y de la Fiscalía General del Estado es muy grave, pero ahora se une a este trio de instituciones colonizadas  la Agencia Tributaria con la imposición del chándal a la recaudación fiscal y la utilización de los impuestos estatales como medio para comprar presidencias autonómicas y sillones en la Moncloa.

Así va a ocurrir, con la cesión de los impuestos a la Generalitat, que el dinero de todos los españoles recaudado en Cataluña será controlado con el mando a distancia por aquellos que tienen como fin la insolidaridad y en última instancia la independencia, obligando al socialismo catalán a estar cumpliendo día a día el chantaje que ellos mismos han aceptado servilmente sin rechistar.

Este acuerdo de insolidaridad provocará que leamos cada vez más veces que no hay dinero para, por ejemplo, sanidad en el resto del territorio nacional discriminado por el gobierno socialista. Ya hemos podido escuchar a la ministra de Sanidad y líder del partido Más Madrid, Mónica García, que se niega a asumir el coste del tratamiento de pacientes con cáncer de mama con un nuevo fármaco por ser muy caro y considerar que hay que "racionalizar" el gasto. Así pues el precio del sillón de Salvador Illa se va a pagar pero el precio para pagar un fármaco que salva vidas resulta que es "demasiado caro". Una vergüenza.

Poco a poco el chándal se va a convertir en el uniforme de la plurinacionalidad socialista, pero como decía el modisto Karl Lagerfeld : "El chándal es la prenda que se usa cuando se pierde el control sobre la propia vida". Sánchez, sin duda, ha perdido el control y por eso cada vez le gusta más usar el chándal ideológico.