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Alfredo Pérez Rubalcaba afirmó que “hay que pedir solidaridad a los millonarios. Aquí no se han ofrecido a pagar más impuestos”. Esta frase del que fue vicepresidente del gobierno con Zapatero y secretario general del PSOE viene a reflejar el concepto de solidaridad que surgió tras la constitución de 1978 y que abarcaba no solamente al pasto de impuestos de forma progresiva a la renta del contribuyente como forma de pagar los servicios públicos, sino también a las relaciones entre los ciudadanos.

Pero en España desde que se inició la presente legislatura el pasado 17 de agosto de 2023 y necesitar Pedro Sánchez 7 votos para su investidura, la solidaridad que defendía Rubalcaba en nombre del socialismo ha dejado de escribirse con “S”, puesto que Sánchez y el socialismo gobernante, con el apéndice de Sumar, han renunciado a su defensa como principio fundamental de la política española. Se ha creado la solidaridad “asimétrica” ya que su vigencia solo funciona mientras convenga a las tres “S” gubernamentales: Sánchez, socialistas y Sumar, por ese orden de prelación.

En clave autonómica está claro que los dos gobiernos más ansiados por el PSOE han sido los del País Vasco y Cataluña, en el primero participan como socio con el PNV y en el segundo gobiernan la Generalitat con el consentimiento de ERC, pero en ambos casos han tenido que renunciar a la solidaridad e igualdad del resto de los españoles para mantener cuota de poder autonómico y en definitiva la Moncloa. Dicha solidaridad “asimétrica” es lo que provoca los cambios de opinión de los ministros y del propio Sánchez o de la vicepresidenta Montero que ha sido capaz de defender la ilegalidad del pacto fiscal con ERC a defender su legalidad en apenas 15 días, afirmando que la cesión de impuestos iba contra la solidaridad pero que si es a la Generalitat de Cataluña supone “evidentemente una cuota de solidaridad” , frase absurda que resume el “retorcimiento” argumental de la vicepresidenta.

El gobierno socialista y de sumar presidido por Sánchez ha sido incapaz de definir la “solidaridad” de sus pactos, así pues en el País Vasco gracias al acuerdo PSOE-PNV los ciudadanos vascos podrán cobrar más pensión que en el resto de España ya que la transferencia de la gestión de la seguridad social permitirá al gobierno vasco mejorar las pensiones, pero el déficit de 4.300 millones de las pensiones vascas lo cubrirá la Seguridad Social.

En Cataluña el pacto es aún más insolidario puesto que la necesidad de investir a Salvador Illa, otra “S” para unir a la asimétrica solidaridad, era aún mayor. Así pues la Generalitat catalana se va a quedar los impuestos que se recauden en Cataluña y se limitará a dar un cupo, que está por definir, en concepto de contribución a las cargas generales del Estado, olvidando que la solidaridad funciona al revés, ya que es al gobierno a quién le corresponde garantizar la solidaridad efectiva de las comunidades más ricas con las más desfavorecidas, en la línea argumental del socialismo de Rubalcaba. Ese cupo se negociará entre el gobierno central y el autonómico pero conociendo la necesidad de mantenerse en el sillón de Sánchez, ya nos podemos imaginar qué gobierno será el que más ceda.

Pero esta forma de entender la solidaridad del socialismo ha transcendido a la política y se ha extendido también a la familia directa de Sánchez, símbolo del sometimiento de todo un partido a los intereses de su líder. 

El ejemplo más “chusco”, aunque no menos grave es el del “hermanísimo”, así pues David Sánchez obtuvo su puesto de trabajo sin despacho, sin residencia en Badajoz y pagando sus impuestos en Portugal, para fomentar “valores solidarios” como ha puesto de manifiesto el gobierno socialista de la diputación de Badajoz. Igualmente a la Agencia Tributaria no le llamó la atención el aumento desorbitado del patrimonio del hermano presidencial, llegando a enviar al juzgado un informe de exoneración sin firma membrete ni código de identificación DIR3 tal como exige la Ley 39/2015 de 1 de octubre. Toda un declaración de solidaridad fiscal asimétrica inaudita para el resto de los españoles que no somos familiares de Pedro Sánchez.

Los pactos para alcanzar o mantenerse en el poder y las relaciones familiares han eliminado el principio de solidaridad que propugnaba el socialismo anterior al año 2014, fecha del nacimiento del nuevo partido socialista de Pedro Sánchez y en el que ya no tendría cabida Rubalcaba, creando un nuevo principio que es la asimetría en el trato de los ciudadanos, así pues la solidaridad ya no se escribe con “S” sino con “A” de arribismo en este caso simétrico, ya que el único interés de Sánchez es triunfar de forma rápida y sin escrúpulos, que es como define la RAE esta conducta.