Kamala, “ciega y sorda” pero adorada por el wokismo

Kamala Harris ya es la presidenta de Estados Unidos. Los medios españoles la han coronado. Donald Trump ha perdido. Si, claro, faltan aún nueve semanas para que los estadounidenses voten, pero es igual, aquí, en nuestro país, todas las opiniones dicen que la candidata demócrata ha vencido. El trumpismo ha muerto. La euforia desatada entre el buenismo político, tan divisivo, es absoluta.

Hace sólo unas semanas Harris era una vicepresidenta apartada, por no decir apestada y tachada de inútil, que no servía para nada. No fue tenida en cuenta por su partido ni cuando se abrieron las primarias. Además, ha sido testigo de primera mano, como número dos de la nación más poderosa del mundo, de la gran conspiración, la enorme farsa que supone mantener en la Casa Blanca y para que siguiese optando a ella, a una persona como Joe Biden, incapacitada mentalmente para gobernar. ¿Quién ha dirigido estos meses EEUU? No creo que esta preguntita amarga vayan a olvidarla rápidamente los electores norteamericanos, por más que desde Europa les pidan hacer borrón y cuenta nueva. 

A. M. BEAUMONT