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Las clavES de Hugo Pereira

Los 5 problemas que acorralan a Pedro Sánchez tras el verano: ¿elecciones a la vista?

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El presidente del Gobierno inicia el nuevo y séptimo curso político. Pero no es uno más. Acostumbrado a ser el ‘último superviviente’ de la política, Pedro Sánchez se enfrenta al rompecabezas más complicado hasta la fecha. Su debilidad es máxima. Concretamente, encima de la mesa de su despacho en La Moncloa tiene cinco grandes problemas que, sin precedentes en su ‘Manual de Resistencia’, conducen a dos únicos escenarios posibles: uno, que un milagro acabe por permitirle encajar las intrincadas piezas del engranaje o, dos, nuevas elecciones ante una imposible legislatura y el creciente descrédito del líder del Ejecutivo en la opinión pública. Y buena cuenta de ello da la última encuesta de NC Report para ‘La Razón’ en la que, si bien el PSOE se mantendría en los 120 escaños o incluso podría escalar a los 123 (la debacle de Sumar tiene mucho que ver), el PP arrasaría con 157 o 160 escaños. En tales condiciones, habría un cambio de color en el Gobierno.

Cinco son los grandes problemas que retumban en La Moncloa y todos ellos tienen un mínimo común denominador: las ansias, pese a todo y a costa de todo, de Pedro Sánchez de mantenerse en el poder Ejecutivo. En primer lugar, los casos de corrupción -que se están investigando- que cercan e impactan en las más altas instancias del Gobierno y del PSOE: el ‘caso Koldo’, el ‘caso Begoña Gómez’ y el ‘caso hermano de Sánchez’. Evidentemente, estamos en un Estado de Derecho y tendrá que ser un juez quien determine si hubo o no algún delito. Pero más allá de la parte legal, está la moral y ética: los tres son casos éticamente inasumibles en una democracia. Sean o no delito. Y claro que están desgastando al Gobierno y, especialmente, a Pedro Sánchez.

En segundo lugar, el concierto económico para Cataluña pactado con ERC a cambio de la investidura de Salvador Illa. Los números no dan por ninguna parte. Para poder aprobar tal concierto, que rompe, por cierto, con la solidaridad entre comunidades que rige en la Constitución, se precisaría de una reforma de la Ley de Financiación Autonómica y, con mucha probabilidad, también una reforma de otras normas como la Ley General Tributaria. Una de dos: o Sánchez engañó a ERC con falsas promesas o ERC se dejó engañar. Es muy difícil para el Ejecutivo, más bien parece imposible, que puedan sacar adelante tales cambios legislativos en el Congreso.

En tercer lugar, en relación con el concierto catalán y la investidura de Salvador Illa, sumado a que Carles Puigdemont todavía no ha sido amnistiado, la desconfianza de Junts con Sánchez está en máximos. Y los siete famosos votos de Puigdemont, indispensables para sacar adelante la legislatura, en peligro. El equilibrio de esa “mayoría progresista”, que cada día se comprueba más que nunca existió, es del todo inestable.

En cuarto lugar, ya advierten los expertos, la única forma de sostener las cuentas sin Presupuestos Generales, con el regreso de las normas fiscales de la Unión Europea (del pacto de Estabilidad) y con un concierto catalán encima de la mesa, es aumentar la presión fiscal. Es decir, los impuestos. Más todavía. Y, desde luego, no sentará nada bien a los ya muy esquilmados autónomos y pequeños empresarios y, en fin, a los españoles en su conjunto.

En quinto y último lugar, pero no menos importante, está la revolución interna que en el interior del PSOE está emergiendo, incluso a nivel público. Ya no solo es García-Page o Felipe González, sino que también Adrián Barbón, Miguel Ángel Gallardo y, recientemente, Josep Borrell que, en clara alusión a la ministra María Jesús Montero, aseguró que lo pactado con ERC es un “concierto económico” y que no quería “quedar como un mentiroso”.

Pedro Sánchez, está claro, se encuentra instalado en una situación insostenible que aguantará hasta que una gota colme el vaso que ya está a rebosar de ‘cambios de opinión’ y de juegos al límite.