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Esta última semana de agosto hemos podido observar dos fenómenos políticos que se han dado de forma simultánea. La “pájara” que tuvo el presidente del gobierno Pedro Sánchez en su viaje africano y la conducta “pájaro” que tuvo el PNV en la diputación permanente del Congreso el pasado día 27 de agosto.

La “pájara” de Sánchez consistió en decir en Mauritania “bienvenidos a España 250.000 migrantes” mostrando una imagen pro-inmigración que suponía abrir la puerta a todo tipo de entrada y a las pocas horas siguientes afirmar en Senegal que se “expulsarán a los irregulares”, es de suponer, por la cara sombría de Sánchez, que en este intervalo “alguien” le diría “algo”.

Este cambio de discurso no fue un simple cambio de opinión sanchista, sino que fue una verdadera “pájara” tal como se define esta figura en el ciclismo: el resultado de un cuerpo exhausto por falta de alimentación o hidratación, a lo que hay que añadir otra causa, desde mi punto de vista, que es la falta de un escrupuloso análisis de la realidad lo cual es más acorde con la personalidad de Pedro Sánchez, el cual, que se sepa, no tiene problema de alimentación o hidratación aunque se encontrara en las calurosas tierras africanas.

Realmente esta “pájara” provocó claro desconcierto en la prensa adicta al régimen que tuvo que hacer malabarismos para dar la noticia, así pues la expulsión de los migrantes que se encuentran en España de forma irregular era considerado inhumano y facha el día 27 de agosto y se convirtió en política prudente y con sentido de estado el día 28, es decir horas después.

Pero este vaivén y cambio de opinión presidencial se produjo a la vez que en la diputación permanente del Congreso se pidió por el grupo popular la comparecencia de Pedro Sánchez para que aclarara la política migratoria del gobierno, produciéndose un empate que se contabilizó a favor de la no comparecencia en virtud del reglamento de la cámara baja. Y es en esta votación, así como del resto de peticiones de la oposición referentes al golpe del dictador Maduro en Venezuela, al caos de los trenes, el acuerdo ERC-PSC sobre el concierto fiscal, la ley de paridad que quita derechos alas mujeres y la manipulación de RTVE, cuando se produjo el fenómeno del “pájaro” peneuvista que salió a rescatar al sanchismo.

En todas las votaciones el PNV salvó al gobierno, incluso en la denuncia del atraco de Maduro en las elecciones venezolanas, a pesar que hacía unos días en el Senado el PNV se había mostrado indignado contra Maduro. Algunos creyeron que era una “pájara” pero en realidad es que se trataba de un “pájaro”, el del refrán “más vale pájaro en mano que ciento volando”, que en vasco debe decirse “te salvo para que tu me sigas apoyando en Vitoria y no te vayas con BILDU como te has ido con ERC en la Generalitat de Cataluña”.

Esta “pajarada” puso de manifiesto otro refrán muy español, que también debe tener su traducción al vasco, y es “por el canto se conoce al pájaro”, y atendiendo a la airada reacción del portavoz del grupo vasco Aitor Esteban, tras la denuncia efectuada por Miguel Tellado, muchos adivinamos cual era el significado de la melodía del voto sumiso y continuado del PNV en la diputación permanente del pasado día 27 de agosto, y es puro y simple miedo a Sánchez y su enamoramiento con BILDU.

Cada vez son más frecuentes las “pájaras” del presidente, que ya no son simples cambios de opinión, pero siempre hay, hasta el momento, un “pájaro” que las intenta salvar como el actual PNV, pero cada vez son menos los que quieren asumir ese papel, así podemos ya vuela por si solo, igual que Junts, pero el último que ha decidido que va a volar es el expulsado diputado socialista José Luis Ábalos que ha afirmado en alguna entrevista, de forma más o menos clara, que “pájaro viejo no entra en jaula” y eso ha preocupado en la Moncloa, sobre todo por lo que sabe, por lo que ha callado y por lo que probablemente deje de callar. Y sino al tiempo