Como Ainhoa Arteta en un festival de reguetón
Dice el Presidente del Gobierno que nos hacen falta 250.000 inmigrantes al año para que no quiebre el sistema de pensiones, y de paso (esto no lo dice) para poder soportar el desmesurado gasto que supone mantener un gobierno con 19 ministros (80.000 euros de sueldo anual), tres vicepresidencias (82.000 euros), 33 secretarios de Estado (120.183 euros por barba), otros tantos subsecretarios (75.000 cada uno), asesores por valor de 55 millones, más escoltas, dietas, Falcon y 17 gobiernos autonómicos, cada uno con lo suyo.
Hasta aquí, vale. Es lo que hay: necesitamos más gente que trabaje para no irnos a pique. El detalle está en el verbo trabajar. La penúltima propuesta de Sánchez (nunca se puede hablar de última tratándose de él) es lo que se denomina "inmigración circular", personas que sean contratadas desde aquí, que vengan con un empleo asegurado y con la promesa de volver a su país cuando este concluya. Lo que viene siendo una inmigración legal y regular de toda la vida, vaya.
Ahora bien: ¿de verdad alguien se cree que grandes empresas, pymes y autónomos van a contratar desde aquí a un cuarto de millón de personas que no hablan nuestro idioma, cuya cultura poco o nada tiene que ver con la nuestra, que desconocen nuestras leyes y sin ninguna preparación específica porque si la tienen preferirán irse a otros países como hacen más de 700.000 jóvenes españoles cada año?. ¿De verdad alguien se cree que se va a cumplir la segunda pata del banco prometida por el gobierno, la de la expulsión de los inmigrantes ilegales, cuando el año pasado sólo se devolvieron a sus países de origen el 12 por ciento?
Nadie duda de que como teoría, la idea es buena. Otra cosa es la práctica, y en este caso, la práctica tiene las mismas probabilidades de éxito que una actuación de Ainhoa Arteta en un festival de reguetón.