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EDITORIAL

Los españoles no quieren a Sánchez: 36 escaños por debajo de Feijóo

El verano le ha sentado muy mal al presidente. En junio la distancia que le sacaba el PP era la mitad aproximadamente que ahora. Han ocurrido muchas cosas desde entonces: de la imputación de Begoña Gómez al concierto catalán o la nueva fuga de Puigdemont.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las puertas de La Moncloa.Europa Press

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El curso político se inicia con un estudiante que suspende, Pedro Sánchez, y otro que saca nota, Alberto Núñez Feijóo. El problema es que ahora mismo no hay examen a la vista y no parece que lo vaya a haber porque es el estudiante cateado el que tiene la facultad de convocarlo y no le interesa. La encuesta que publica este lunes el diario El Mundo hace una foto del momento actual demoledora para el presidente del Gobierno: el PSOE está 36 escaños por debajo del PP, a 6,6 puntos de distancia.

El verano le ha sentado muy mal a Pedro Sánchez. En junio la distancia que le sacaba el PP era la mitad aproximadamente que ahora. Han ocurrido muchas cosas desde entonces: la imputación de Begoña Gómez llamada a declarar por el juez Peinado por presunta corrupción en los negocios y presunto tráfico de influencias; la declaración de Pedro Sánchez como testigo ante ese mismo juez; la auditoría en el Ministerio de Fomento que pone contra las cuerdas a José Luis Ábalos, y sobre todo el pacto con ERC en Cataluña para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat a cambio de un concierto económico para Cataluña que está fuera de la Constitución y que es injusto para el resto de los españoles.

Y es que aún falta por medir en las encuestas el efecto que pueda tener la división interna en el PSOE a costa de ese pacto en Cataluña y que se ha materializado por ahora con el rechazo explícito de una federación, la de Aragón, además de las críticas directas de algunos barones como Page (Castilla-La Mancha), Tudanca (Castilla y León) y Barbón (Asturias), y de algunos destacados dirigentes y exdirigentes socialistas como Josep Borrell y Susana Díaz.

En estas circunstancias es imposible pensar en un adelanto electoral en estos instantes. Primero, porque la situación de debilidad de Pedro Sánchez, acorralado por la corrupción y los conatos de rebelión interna, convertiría una cita en las urnas en un suicidio para el PSOE. Y segundo, porque Sánchez ha adelantado el Congreso Federal del PSOE a noviembre con la intención de acallar a los críticos y recibir un respaldo norcoreano que supuestamente legitime la amnistía y el concierto económico.

Lo más probable es que Pedro Sánchez se enroque en la Moncloa pase lo que pase con sus casos de corrupción y su imposibilidad de aprobar los presupuestos generales del Estado. Solo un terremoto interno, una fractura del partido, podría obligar a Sánchez a claudicar, pero esa posibilidad se antoja muy difícil en estos momentos. Mientras tanto, la oposición encabezada por el PP de Feijóo debe seguir trabajando en demostrarle a los españoles que hay una alternativa mucho mejor a Sánchez y que es urgente que el cambio se produzca cuanto antes.