LA MIRILLA
“Fuego amigo” contra Feijóo y el chamán de la princesa
Estoy casi tan enganchado con la boda de Marta Luisa de Noruega con el chamán Durek Verret que con el culebrón en medios de centro derecha por ver quién tiene la culpa de que Alberto Núñez Feijóo no sea capaz de sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Son asuntos apasionantes.
España vibra con ellos tanto que la crisis migratoria o la “financiación singular”, que han venido a sustituir a la amnistía, están de capa caída. Ni siquiera el caso Ábalos, pajarraco al que toca ahora hacerle el malo de la película por necesidad del guion monclovita, o la trama de amiguetes de Begoña Gómez, despiertan tanto interés mediático. Nada es comparable cuando se trata de pelear para ver quién es el oráculo especial que susurra en la séptima planta de Génova 13. Lo vital aquí es quién equivoca a Feijóo para que el PP no mande.
Pedro Sánchez puede seguir viviendo tranquilamente y continuar azuzando el problema de la inmigración, a través de sus voceros afines, para que Vox y Alvise crezcan en detrimento del Partido Popular. La gente está entretenida con el bodorrio real de la Princesa y con la impericia del gallego tranquilo. Poco importa que Sánchez siga teniendo siete millones largos de votos y que todo el bloque Frankenstein esté a su lado en lo fundamental; el “paquete” es el presidente popular.
Leyendo algunas cosas tan ingenuas y alejadas de la realidad no logro entender a analistas de postín que no ven que quienes apoyan a Sánchez lo hacen porque están contentos con él. Estos “comentaristas políticos” dan por sentado, equivocadamente, que la mayor parte de los socialistas aborrecen a su líder. Es como si el PSOE estuviese deseando seguir a Felipe y Guerra o a García-Page. Incluso los partidos de ultraizquierda votan en el Congreso al jefe de Ferraz, sí, pero querrían traicionarlo cada día.
Y tampoco el independentismo comulga con las propuestas sanchistas de hacer de España un Estado plurinacional. Bildu, PNV, Junts y ERC están atados a la mano de Sánchez contra su voluntad. En verdad, si les dieran la oportunidad, todos los aliados del presidente se echarían en los brazos de Feijóo para cerrar el actual capítulo de la política. La culpa de nuestras desgracias no las tiene que haya demasiados a gusto con Sánchez, para nada. Es Feijóo el que no va por el camino indicado por quienes desean lo mejor para España.
A. M. BEAUMONT