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LA MIRILLA

El rastrero juego de Sánchez con la migración

Pedro Sánchez, durante su reciente visita a Senegal.Fernando.Calvo

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¿Está el Gobierno usando la inmigración para frenar a Alberto Núñez Feijóo? Blanco y en botella. Lo último, que Marruecos haya decidido, súbitamente, mirar hacia otro lado para que se lancen desesperados a nado hacia Ceuta, debe hacer saltar las alarmas. Tampoco resulta casual el viaje a Mauritania, Senegal y Gambia del presidente para poner el foco sobre el tema.

A Pedro Sánchez le interesa, por diversos motivos, tener este asunto en candelero. Sobre todo, porque sabe que hace crecer a Vox y a Alvise, lo que erosiona electoralmente al PP. Además, le sirve también para azuzar los miedos a la ultraderecha, que sabe es combustible para su parroquia y para los aliados que le acompañan esta legislatura.

¿Puede un mandatario ser tan frívolo para azuzar un asunto de tanto calado humano y que tantas consecuencias dramáticas trae? Por desgracia, hemos visto en ocasiones cómo el sanchismo ha traspasado líneas que jamás hubiésemos pensado que los políticos se atreverían a cruzar. ¿Recuerdan en la pandemia cuando Salvador Illa inventó informes para “encerrar” a los madrileños y ponerse una alfombra roja a su candidatura a Cataluña? Por no hablar de la compra de los siete votos de Carles Puigdemont con la amnistía para investir a Sánchez.

España ha pasado en lo que llevamos de siglo de 600.000 extranjeros viviendo en el país a más de 6.000.000 sin especiales problemas. Ellos, los que trabajan y se ganan la vida honradamente, son los que padecen principalmente esta inflamación artificial, que por culpa de la inoperancia gubernamental, se ha situado entre las principales preocupaciones ciudadanas. ¿En qué cabeza cabe que se haya dejado crecer la presión sobre Canarias, sin mover un dedo, como para mantener hacinadas 16.000 personas llegadas de manera irregular? No es raro que alguien tan templado como el presidente canario, Fernando Clavijo, piense denunciar al Gobierno en los tribunales por dejación de funciones.

Los “inmigrantes” no pueden ser juzgados a través de generalizaciones odiosas e injustas. Si alguien vulnera la ley siempre la responsabilidad es personal. El PSOE y el PP, como los partidos más representativos que son, deben colocar este tema, que tanto dolor causa, en términos sensatos y justos. Jugar, por oportunismo, para tratar de ganar unos votos, con la vida de familias enteras perfectamente integradas y que todos conocemos, es inmoral y muy peligroso.

A. M. BEAUMONT