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EDITORIAL

La desvergüenza de Sánchez: ataca a Madrid mientras da privilegios a Cataluña

La reacción política del presidente es la más desvergonzada de todas. El concierto económico, que él llama financiación singular, no va a perjudicar a nadie, dice, y si las comunidades gobernadas por el PP no tienen dinero para los servicios públicos es por culpa del PP

Pedro Sánchez en el inicio de curso

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El presidente del Gobierno está inmerso en su enésima cesión a los separatistas catalanes, el concierto económico, con el mismo objetivo de siempre: permanecer en el poder. Si la amnistía rompía la igualdad ante la ley de los ciudadanos españoles, el concierto rompe la igualdad económica, privilegiando a unos pocos sobre el resto. La gravedad de ambas cesiones es similar, ambas atentan claramente contra la Constitución, la justicia y el Estado de Derecho. La oposición brama contra las dos de igual manera, pero hay una diferencia también: el concierto no lo entiende nadie dentro del PSOE, aunque muchos traguen, e incluso algunos se oponen frontalmente en público a esta medida.

La reacción de Sánchez ha sido triple: la interna; la externa con explicaciones públicas lamentables, y la reacción política contra el PP. En clave interna ha convocado el Congreso Federal un año antes de lo esperado para intentar laminar a los críticos y obtener un respaldo norcoreano. Veremos si le sale bien. Hacia fuera, la argumentación del PSOE ha sido lamentable, un insulto a la inteligencia. Niegan que sea un concierto económico, lo definen como una “financiación singular” y lo equiparan con la de Canarias y Baleares, y con la de Teruel, Soria y Cuenca. De risa. Hasta Patxi López, acorralado y sin haber leído el argumentario, reconoció que no son supuestos comparables.

No obstante, la reacción política de Sánchez es la más desvergonzada de todas. El concierto económico, que él llama financiación singular, no va a perjudicar a nadie, dice, y si las comunidades gobernadas por el PP no tienen dinero para los servicios públicos es por culpa del PP que baja impuestos a los ricos y entrega el dinero público a sus familiares, afirma en clara alusión al hermano de Ayuso.

Hay que reconocerle a Sánchez que tiene los bemoles de nombrar la soga en casa del ahorcado. Hablar de asuntos familiares turbios cuando su mujer y su hermano están investigados por sendos jueces es de un desahogo digno de elogio. Premio Nobel a la desvergüenza. Afirmar además que los problemas de financiación de las comunidades autónomas son culpa del PP bate todos los registros de cara dura. El sistema actual fue acordado entre Rodríguez Zapatero -que no falta en ninguna salsa- y el entonces presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, e impuesto después al resto de las comunidades autónomas que vieron en él un fracaso desde el primer día, incluso las gobernadas por el PSOE.

Madrid, es decir, Ayuso, que es la obsesión enfermiza de Sánchez, maneja sus finanzas dentro de la ley, fija los impuestos que le parece como mejor estima dentro del margen legal que le corresponde, es la comunidad más próspera, el motor económico, la región que tira del carro y la que más aporta a la caja común. Atacar a Madrid, que en buena medida sostiene la economía española, y al mismo tiempo elogiar a Cataluña, “una comunidad muy importante”, que le chantajea de manera permanente y a la que otorga privilegios en detrimento de las demás regiones, es de una desvergüenza nunca vista.

No sabemos el tiempo que aguantará este personaje en la Moncloa, pero sea el que sea, un día saldrá de allí. Si no le juzga un tribunal le juzgará la historia y ahí tienen reservada una página negra, un rincón en el estercolero de la memoria.