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EDITORIAL

Zapatero rinde otro gran servicio a Maduro

Sólo cabe felicitarse porque González esté a salvo de las garras del dictador Nicolás Maduro, pero eso ha sido posible gracias a una conjunción de intereses del régimen chavista, el Gobierno y el ex presidente

Zapatero saluda a Nicolás MaduroPrensa de Miraflores

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La jugada está clara y no hay nada que aplaudir al Gobierno español con este episodio de la llegada como asilado político de Edmundo González, el presidente electo de Venezuela que aterriza en Madrid sin ser reconocido como tal por nuestro Ejecutivo.

Sólo cabe felicitarse porque González esté a salvo de las garras del dictador Nicolás Maduro, pero eso ha sido posible gracias a una conjunción de intereses del régimen chavista, el Gobierno de España y el propio Rodríguez Zapatero, muñidor del acuerdo al servicio de Maduro.

Sánchez ya está sacando pecho, como si se hubiera tenido que dejar la piel para lograr la salida de Edmundo González. La realidad es que detrás de esta maniobra se ve bastante a las claras un acuerdo entre Maduro y Sánchez con Zapatero como argamasa y González como convidado de piedra, en el que todos salen ganando.

El Gobierno español, timorato en su condena de la manipulación electoral que ha fabricado el régimen, tiene ahora un argumento para decir que “España está comprometida con la democracia y los derechos humanos en Venezuela”, en palabras del ministro Albares. La realidad es que nuestro Gobierno no ha movido un dedo para intentar que se reconozca a Edmundo González como presidente electo y, en consecuencia, a Maduro como usurpador del poder, como golpista.

La salida de González también era conveniente para Nicolás Maduro por varios motivos. Se libra de tener que detenerle tal y como había ordenado la fiscalía. Con el aliento de la comunidad internacional en el cogote no le resultaba fácil encarcelar al presidente electo. Por otra parte, tenerlo en Venezuela reclamando su victoria todos los días era una pesadilla para el régimen. Su exilio en España espanta cualquier posibilidad de que Maduro pudiera dejar el poder. Al revés, le fortalece porque de facto supone admitir que continúe siendo presidente.

Y Zapatero también gana (no sabemos cuánto) con esta solución que supone un día triste para la democracia venezolana. Tras semanas de silencio, trabajando por debajo de la mesa para que no se reconozca a Edmundo González como ganador de las elecciones, ha encontrado en esta causa una oportunidad de intentar recuperar su imagen ante la opinión pública. Probablemente piense que nadie se da cuenta de que es un nuevo servicio al régimen, como ya ha prestado unos cuantos más antes de este. Solo tiene una explicación y es muy fea.