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EnfoquES del Director

Pedro Sánchez muestra su lado más autoritario en el Congreso Federal: le estorba el Congreso

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Pedro Sánchez nos ha dejado ver, otra vez, su verdadera cara. Nos la enseñó en su discurso delirante ante el Comité Federal en el que no hubo el más mínimo atisbo de autocrítica y en el presumió de tener un Gobierno limpio; él que tiene a su mujer imputada, a su hermano bajo investigación judicial y un caso de corrupción, el caso Ábalos, en los juzgados, que afecta al Ministerio de Transportes, el corazón de su Ejecutivo. Él que ha comprado su investidura con una ley de amnistía inconstitucional y ha hecho lo mismo con el Gobierno de la Generalitat, pagado con un concierto económico para Cataluña injusto y también contrario a la Constitución. Sánchez con toda esa presunta corrupción política, familiar y moral a sus espaldas presume de tener un Gobierno limpio. Delirante.

Pero con todo, no fue eso lo más grave de su discurso ante el auditorio de adeptos norcoreanos que le aplaudieron su intervención como le habrían aplaudido una en sentido inverso o cualquier otra. Da igual. Lo más grave fue sin duda la frase autoritaria en la que afirmó que va a llevar adelante lo que él llama “agenda progresista” incluso sin contar con el Parlamento. Gobernar sin el Congreso, como lo oyen

Señales de autocracia

Nos tiene que contar Sánchez cómo piensa gobernar sin el Congreso, cómo va a probar leyes sin reunir la mayoría parlamentaria necesaria. Es imposible, pero sólo verbalizarlo nos muestra dos cosas: es lo que le gustaría hacer y en realidad no le importa tanto gobernar sino estar en el gobierno, conservar el asiento en La Moncloa aunque esté atado de pies y manos para sacar unos presupuestos generales o cualquier otra ley de cierta enjundia.

Sánchez esta demostrando que lleva un pequeño tirano dentro: le estorba la prensa crítica, le estorban los jueces, los que osan investigarle a él o a su entorno y los que no aplican las leyes -la de amnistía o la del sí es sí, como a él le gustaría. Le sobra también la oposición, a la que quiere encerrar detrás de un muro. Y le sobra incluso el Congreso cuando no consigue aglutinar la mayoría que necesita. En definitiva, le sobra la democracia, le gustaría aunar en su figura los tres Poderes del Estado y controlar al cuarto poder, la prensa.

Es es lo que él querría, pero cuanto más lo desee, más debemos los demás tratar de impedírselo a toda costa.