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EDITORIAL

Pedro Sánchez debe muchas explicaciones sobre Ábalos

Cabe preguntarse desde cuándo conocía el presidente del Gobierno los negocios turbios que se cocían en el Ministerio de Transportes y por qué no solo no los denunció, como era su obligación, sino que decidió echar tierra encima.

José Luis Ábalos y Pedro Sánchez

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En julio de 2021, el presidente del Gobierno sorprendió a propios y extraños al destituir a José Luis Ábalos como ministro de Transportes. Su mano derecha, uno de sus máximos consejeros, su hombre de confianza caía fulminado sin que hasta la fecha se hayan explicado los motivos de aquella decisión.

El tiempo, sin embargo, ha ido dejando al descubierto algunos hechos que probablemente sirvan para explicar por qué Pedro Sánchez decidió deshacerse del hombre que le acompañó en su remontada desde el abismo para ganar las primarias del PSOE y convertirse en su secretario general primero y presidente del Gobierno después merced a una moción de censura inesperada.

Nos hemos ido enterando de las oscuras sombras que rodean a José Luis Ábalos, sobre todo del caso de corrupción con sede en el Ministerio de Transportes. Una trama que presuntamente se dedicaba a cobrar mordidas millonarias por la venta de mascarillas en plena pandemia y que, por el momento, alcanza al máximo colaborador del exministro socialista y ha provocado la expulsión al Grupo Mixto del propio Ábalos.

También hemos conocido aspectos más sórdidos relacionados con la entrepierna. Según algunas informaciones lideradas por nuestros compañeros de The Objective, Ábalos tenía una amiga íntima a la que primero enchufó en una empresa pública y luego la eximió mediante una carta para que pudiera faltar a su puesto de trabajo con el fin de acompañarle en sus viajes.

Además, por si eso fuera poco, la amiga entrañable le cobraba 1.500 euros cada vez que viajaba con él, más de una treintena de veces. Se ignora de donde salía ese dinero. Ábalos afirma que lo pagaba todo él de su propio bolsillo. 34.000 euros por amor. Una versión difícil de creer.

Quizás fueron estas razones las que llevaron a Pedro Sánchez a destituir a Ábalos de manera tan inesperada. Si así fue, cabe preguntarse desde cuándo conocía el presidente del Gobierno los negocios turbios que se cocían en el Ministerio del Transportes y por qué no solo no los denunció, como era su obligación, sino que decidió echar tierra encima. Desde cuándo sabía de la aparentemente poco aconsejable vida privada del ministro era incompatible con el cargo.

Sánchez debería, si puede, explicar aquella decisión que nunca ha sido explicada. Nos debe eso como también nos debe algunas respuestas sobre su esposa, Begoña Gómez, y sobre su hermano, el músico David Azagra. Lo que no es de recibo es que todo un presidente del Gobierno de limite a decir que esto es una persecución implacable contra él de la ‘fachosfera’: jueces, políticos y periodistas dispuestos a todo para acabar con él. ¡Un delirio!