LA MIRILLA
Ni Sánchez ni nadie en el PSOE se fijó en Jésica
800.000 millones de euros. Mario Draghi tiene la solución para la anemia de Europa. Inyectar esa enorme cantidad de euros para competir con China y Estados Unidos. Además, al parecer, todos están de acuerdo, al menos, Úrsula von der Leyen (la jefa de la UE), que ha pasado de defender políticas austericistas, como las protagonizadas por Ángela Merkel y Mariano Rajoy hace unos años, a subirse al carro de los planes Marshall. La verdad, si un experto como Draghi propone algo así, quién va a decirle no. Él ha sido presidente del Banco Central Europeo y conoce bien cómo se pintan los euros. El buenismo es normativo ahora y aquellos economistas y políticos que fruncen el entrecejo viven días de retiro espiritual.
Vean a Pedro Sánchez en su gira por China dando lecciones, como líder global que es, sobre la solución a las guerras de Ucrania y Gaza: “Más diálogo y más intercambio de ideas”, ha pedido nuestro presidente en la tierra del “Gran Timonel” Xi Jinping. El mandatario socialista, con tantas tournées internacionales este verano, no ha tenido casi tiempo de aterrizar, solamente pudo quejarse en una breve estancia en España de los Lamborhini y de la maléfica Isabel Díaz Ayuso. Nada, no ha podido siquiera escuchar a su mano derecha, José Luis Ábalos, reconociendo llevarse en sus viajes oficiales como ministro a su “novia” Jésica.
En realidad, nadie del PSOE conoció, por lo visto, a Jésica. Y mira que era complicado no reparar en tan vistosa compañía ministerial. Pero, tan ocupado está el presidente que ni siquiera va poder asistir a la apertura parlamentaria ni a la primera sesión de control al Gobierno. Sánchez anda en cosas de tanta altura que no está para asuntos mundanos. Vive de foro en foro mundial impartiendo consejos.
A. M. BEAUMONT