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Santiago Abascal, en una comparecencia ante los medios de comunicación.Carlos Lujan

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Alberto Núñez Feijóo está pidiendo a los votantes del PSOE que reaccionen. El tiempo de Pedro Sánchez se acaba. El PP poco tiene que rascar del lado de Vox, menos todavía de Alvise, así que es en ese espacio, entre Génova y Ferraz, donde está su caladero hoy. La moderación es la madre del cordero. Es en la centralidad donde se ganan las elecciones. Así que es imprescindible seguir llamando a su puerta.

Los estrategas monclovitas, por el contrario, sabedores de lo que se cuece y, sobre todo, preocupados porque los populares vayan recortándoles votantes asustados por la radicalidad, se han empeñado en hacer de la inmigración un problema. Basta ver cómo el Gobierno está dejando crecer el hacinamiento de migrantes en Canarias, Ceuta y Melilla sin mover un dedo. O como el CIS, del militante sanchista Tezanos, ha dividido tres respuestas, que muestran que son los políticos el principal problema de los españoles, para encumbrar al primer lugar de la encuesta “el problema” de la inmigración. Ver para creer.

Sánchez y sus leales van hacer todo lo posible para enredar al Partido Popular por el lado de los de Santiago Abascal. En realidad, Vox es un gran aliado socialista. La Moncloa lo utiliza cada vez que le interesa. Saben los monclovitas que los extranjeros irregulares que llegan a España son combustible que lleva voto hacia la “derecha valiente” y, eso, debilita a Feijóo. Ahora, además, cuando el Gobierno no va a poder sacar el Presupuesto adelante, con lo que ello conlleva de fracaso para continuar la legislatura, el socialismo busca que Abascal ordene a su gente en las Comunidades no votar los proyectos de Presupuestos que presenten los gobiernos autonómicos del PP. Desea Sánchez equilibrar su debilidad con el fracaso de los líderes regionales genoveses para sacar adelante sus cuentas públicas.

A. M. BEAUMONT