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Que alguien ponga normas a los ciclistas domingueros

Dos cicloturistas en una carretera de la Comunidad Vaenciana.

Dos cicloturistas en una carretera de la Comunidad Vaenciana.

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Veinte minutos, oigan. Más de un cuarto de hora me ha costado este domingo recorrer los escasos ocho kilómetros que separan mi casa del pueblo más cercano, pueblo a rebosar de ciclistas de fin de semana que se visten como si fueran a competir en el Tourmalet, pero a los que el fuelle no les da para pedalear con el brío de un Contador.

Son ciclistas que salen en masa los fines de semana por carreteras de dos direcciones sin arcén, en pelotón o en pareja, y que a menudo zigzaguean cuando les vas a adelantar. En definitiva, que se van jugando el tipo y hacen que los demás nos los juguemos también. 

En lo que va de año, en esos ocho kilómetros, he visto dos colisiones de coches, el atropello de uno de estos deportistas de ocasión y otras dos caídas que no han acabado mal porque, por lo visto, hay un santo patrón del pedal que les protege.

De entrada, lo primero que habría que exigir a todo aquel que vaya en bicicleta es un seguro obligatorio y un número de matrícula, como a todo hijo de vecino. ¿Qué es eso de ir circulando sin que se les pueda identificar?. En segundo lugar, creo que por su propio bien y el de los demás, deberían tener prohibidas las carreteras en las que no haya un arcén de, al menos, un metro para que se les pueda adelantar sin tener que arriesgarnos a darnos de morros con el que viene de frente. Si es una temeridad hacerlo a pie, exactamente lo mismo es hacerlo en bicicleta.  

Y en tercer lugar, debería respetarse el derecho de prioridad de quienes pagamos un impuesto de circulación para utilizar las vías de comunicación – que eso es lo que son las carreteras– frente a quienes las usan para hacer deporte sin coste alguno, y dicho de paso, tragando polución a manta, que es algo que no sé por qué me da que muchos ni piensan. 

Ya sé que reivindicar todo esto es políticamente incorrecto en un momento en que casi todo lo que dicta la lógica lo es, pero les juro que si no lo digo, reviento.

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