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LA MIRILLA

La corrupción que desangra a Sánchez

Pedro Sánchez y Begoña Gómez, durante su presencia en el reciente festival de cine de San Sebastián.

Pedro Sánchez y Begoña Gómez, durante su presencia en el reciente festival de cine de San Sebastián.Europa Press

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Las causas contra el PSOE o políticos de este partido brotan como setas por diferentes juzgados del país. Ya sea los ERE de Andalucía, el “Tito Berni”, financiaciones irregulares autonómicas, “Koldo” y sus mascarillas, el hermano de Pedro Sánchez o todos los tejemanejes alrededor de Begoña Gómez. 

Sin embargo, a diferencia de lo que ha ocurrido, cuando a quien afectaba era al PP, vemos a un Gobierno socialista al ataque, en guerra contra jueces, medios y oposición, en lugar de esforzado por pedir disculpas y dar explicaciones. Desde la misma portavocía en La Moncloa se carga una y otra vez contra el juez que instruye la causa de la esposa del presidente.

La estrategia monclovita está clara: se busca confundir a la opinión asegurando que se está viviendo en España una persecución de jueces “conservadores” que, metidos a políticos, desean, en “coalición” con Alberto Núñez Feijóo y el “fango” de la caverna mediática, cerrarle el camino a la vía “progresista”. La artimaña, claro, además de grosera, es muy peligrosa, ya que echar barro sobre el poder judicial, garante del Estado de Derecho, como se hace, además, desde el Gabinete o desde formaciones políticas que lo sustentan, como el socialismo, es caer por un precipicio democrático de profundidad incalculable.

Sin embargo, la artimaña comunicativa que el sanchismo ha lanzado, al menos en el corto plazo, parece que está dando resultado: en los sondeos, el PSOE no cae tanto como debería, dado el lodazal de corrupción por el que se revuelca, muy llamativo el que afecta a la familia de su líder absoluto y cerca a Sánchez personalmente. Pero, es cierto que en todo lo que respecta a este tema de corruptelas políticas, los españoles, bien templados, tardan siempre tiempo en reaccionar, aunque al final el castigo en las urnas llega de manera demoledora. La ficción, más pronto que tarde, bajará el telón y la cruda realidad seguirá ahí. Los tiempos de la Justicia nunca se acompasan con los de la política ni con los del periodismo de trinchera, pero acaban arrollándolos. 

A. M. BEAUMONT

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