ESdiario

Un año del ataque de Hamás: ¿objetivo cumplido?

Creado:

Actualizado:

El panorama en Oriente Próximo ha cambiado mucho desde que Hamás tomara la decisión de ejecutar su asalto masivo a Israel. Aquel ataque trajo consigo un balance de 1.189 personas asesinadas -incluidos los españoles Maya Villalobo e Iván Illarramendi- 251 secuestrados (de los que se cree que sobreviven 97) y un infame repertorio de espantosas imágenes de violaciones, maltratos y profanaciones de cadáveres que nos retrotrajeron a las peores prácticas medievales. La respuesta israelí, aunque no inmediata, fue contundente.

El contraataque ha provocado en un año la muerte de 41.802 palestinos, según el Ministerio de Salud gazatí -controlado por Hamas-, ha desplazado a casi dos millones de personas de sus hogares y destruido el 60% de los edificios en Gaza. Todo ello era necesario, en palabras del número dos de Hamas, Khalil al Hayya, "para volver a colocar la cuestión del Estado palestino en la agenda mundial". Si ese era su objetivo, Hamas está lejos de conseguirlo o, al menos, tan lejos como antes del sacrificio de los 42.991 fallecidos hasta ahora y de los que quedan por morir en las próximas fechas. Aquel infame 7 de octubre puso el contador en marcha.

La guerra se ha extendido más allá de Gaza cuando otros grupos del "Eje de Resistencia" se vieron obligados a contribuir a la ofensiva contra Israel en solidaridad con Hamas: Yemen (los hutíes de Ansar Allah), Cisjordania (sobre todo, la Yihad Islámica) y Líbano (Hezbolá). Durante meses se especuló con que Hezbolá pudiera abrir un frente en el Norte que, en teoría, pondría al límite las capacidades militares israelíes. 

Pero lo cierto es que Israel aprovechó la situación para golpear primero y más fuerte en el Líbano evitando una prolongada guerra de desgaste, "cohete va, misil viene" (ustedes me entienden). Descabezó a toda la organización en una espectacular operación de inteligencia -compensando la trágica gestión de la información de 2023- y debilitó sus posiciones mediante una campaña despiadada de bombardeos.

A día de hoy los analistas temen que la determinación de Israel lleve a una confrontación directa con Irán. Este último año ha demostrado dos realidades que presentan un panorama tentador para que Israel, pensando a largo plazo, pudiera sacar provecho de la situación. 

Rouzbeh Fouladi

Por un lado, ha quedado patente la incapacidad internacional para poner fin a la contienda. En lo que respecta a Netanyahu, la ONU tiene un papel estrictamente humanitario -cuando le dejan-, Europa es una verbena de declaraciones inocuas y los EE.UU. no tienen ni fuerzas ni ganas para tomar partido en medio de su propia -e igualada- contienda electoral con un viejo presidente de salida.

En el plano diplomático, el gobierno israelí se ha enrocado. Ni EE.UU., ni Qatar, ni Egipto… ningún interlocutor ha logrado la más mínima esperanza de una resolución pactada. No es el momento. Por otra parte, Irán ha jugado un papel extremadamente cauto que Israel parece interpretar como debilidad. El régimen de los Ayatolás se dio mus al producirse la invasión de Gaza y la respuesta a las acciones israelís en territorio iraní fue la mínima exigible.

El ramillete de grupos aliados que Irán ha ido construyendo como medio para extender su protagonismo en la zona y para disuadir a Israel no es obstáculo para un Netanyahu que parece ir a por todas en una interpretación conscientemente sobreactuada: la invasión directa en el Líbano antes de que el nuevo presidente americano se asiente en la Casa Blanca y posterior acuerdo para la retirada de Hezbolá más allá del río Litani (a 25 kilómetros de la frontera).

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu (centro).

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu (centro).DPA vía Europa Press

En esta hipótesis, el flamante presidente americano podría vender su primer éxito internacional al arrancar un acuerdo de paz al fanático Netanyahu, la ONU reforzaría su presencia en Líbano aplacando su necesidad de protagonismo mundial, Europa pagaría gran parte de las diversas reconstrucciones pertinentes presa de sus propias exigencias morales y, a medio plazo, se reimpulsarían los Acuerdos de Abraham con una Arabia Saudí agradecida por la intervención de Israel en Yemen que está debilitando a las milicias chiitas hutíes.

Si esto fuera así no crean que estamos exentos de peligro, ya que Irán podría verse forzada a escalar el conflicto para no parecer impotente ante sus socios locales o para abortar cualquier salida diplomática a Israel. Mientras tanto, el actual líder de Hamas -que según se cree está escondido en Gaza- da su muerte por segura y reniega de su antecesor, asesinado en julio en Irán, por la decisión que tomó el 7 de octubre de hace un año.

tracking