LA MIRILLA
Sánchez, “el 1” y Ábalos, “el jefe” de la banda
Pedro Sánchez y Ábalos, junto a Cristina Narbona, en una reunión del PSOE en 2020.
La corrupción del PSOE llena ya todos los medios. Todo es tan chusco, tan grosero. El socialismo está cercado por noticias que van apareciendo y que apestan. Son guardias civiles, policías y jueces, independientes, quienes descubren y denuncian los negocietes de quienes se habían creído “sagrados”. No, no son campañas de la “máquina del fango”. Pedro Sánchez, además, no puede decir que no lo sabía. Es gente tan cercana al presidente la implicada (su esposa, su número dos, sus mayores amigos de partido) que no tiene la cómoda salida de encogerse de hombros y escudarse en que ni ve ni oye.
¡Llegaban bolsas con dinero a Ferraz! ¡Pedían a empresarios comprar un chalet al ministro José Luis Ábalos para disfrutarlo con su “sobrina” Jésica! ¡Begoña Gómez ha sido una máquina de conseguir dinero público a empresarios que la ayudaban! ¡Koldo mandó mensajes a Francina Armengol del tenor: “Cariño, te mantengo informada".
Para la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, Sánchez era “el 1” y Ábalos, “el jefe”. Esto es muy sórdido. El PSOE vive un “big bang” que lo fulmina. Cada día hay un ministro o un nuevo cargo que sale en los “papeles” acusado de haber hecho chanchullos durante la pandemia pertrechado en su influencia política. ¿Cuánto queda por salir? Esto, por mucho que Sánchez desee alargarlo es una muerte anunciada.
A. M. BEAUMONT