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EnfoquES del Director

La semana horrible de Sánchez: escándalos y mentiras

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Pedro Sánchez ha pasado una semana horrible, de las peores seguramente en estos años en La Moncloa. Escándalos de corrupción y políticos de los que ha intentado salir con mentiras flagrantes. Es decir, su estilo de gobernar condensado en siete días terribles.

Primero fue la Audiencia Provincial de Madrid la que le dio un disgusto que no esperaba al avalar la investigación del juez Peinado contra su esposa, Begoña Gómez. Le dio el aval y certificó que hay indicios de delito, presunto tráfico de influencias y presunta corrupción en los negocios, que deben ser investigados.

Una bomba que trató de desactivar con una rueda de prensa de Pilar Alegría en La Moncloa en la que la verdad quedó reducida a escombros. La estrategia de Sánchez ha sido negar la evidencia, pintar de negro lo blanco. Así, el espaldarazo de la Audiencia Provincial a Peinado se convirtió en boca de la portavoz del Gobierno en una desautorización que deja el caso al borde de ser archivado. Delirante.

La semana siguió con un escándalo tremendo. El PSOE acordó con Bildu y Sumar una reforma legal que reduce el tiempo de condena a más de 40 etarras. El resultado es que un asesino como Txapote que debería salir de la cárcel dentro de seis años podrá irse a su casa dentro de unos pocos meses. El PP y Vox votaron por error a favor de esa modificación legal. Indignante e imperdonable, pero el foco debe ponerse sobre la reforma en sí y sus promotores.

Sánchez pagó a Junts su investidura con la ley de amnistía y ahora quiere comprar a Bildu el apoyo a los presupuestos poniendo en la calle a los peores terroristas de ETA.

De nuevo el Gobierno trató de salir del fango con mentiras. Que era una reforma obligada por Europa y que, ojo, no se reducen las penas a los etarras. Dos mentiras. Así, sin más.

Y la semana acabó con otro escándalo mayúsculo: el caso Koldo sube de intensidad al saberse por una exclusiva de Él Mundo que la trama de corrupción instalada en el Ministerio de Transportes llegó al de Interior. Según un informe de la UCO la red delictiva tenía a sueldo a guardias civiles que les proporcionaban información, móviles encriptados y seguridad. Sánchez tiene la corrupción a su alrededor, dentro de su Gobierno y en el dormitorio del Palacio de La Moncloa. Todo presuntamente, claro.