¿Hispano… qué? Recuperar el orgullo por nuestra historia
Se despierta media España agradeciendo el día ocioso que les brinda el calendario, ignorantes del qué y por qué de la festividad, que lo mismo da. Como cuando uno se encomienda a un santo del que no conoce obra o milagros, disfrutan del día. Ajustan el sillín de su bicicleta antes de ponerse a pedalear o se enganchan a Instagram con el pijama puesto, sin el menor conocimiento de lo que la Hispanidad significó, significa y significará.
Porque en un mundo en el que se golpea, emborrona y manipula la Hispanidad, todo es muy confuso. El hispano ahora es "latino", la conquista es "colonización", indio, "indígena"… Todo lo que es la Hispanidad (bueno, malo y regular) está desdibujado por una espesa niebla de vergüenza gracias a la excelente y continuada campaña de desprestigio de nuestros vecinos anglosajones y franceses necesitados de implantar una única visión del Mundo: la suya.
Ya con la llegada de los Borbones al trono, la nueva estirpe se presentó como la modernidad frente al atrasado linaje de los Austrias. Era parte de su relato de legitimación, falso pero efectivo. Todo lo anterior: conquista, evangelización, lo que sea que hicieran sus antecesores, todo, fue medieval, arcaico, supersticioso, fanático, cruel,… en fin, malo. Arrepiéntanse españoles de serlo y reconviertan lo que son a lo que no, bajo la tutela de la superioridad moral extranjera.
Y así unos cuantos siglos en los que se ha echado mano de la bomba de humo de la negra hispanidad cada vez que ha sido necesaria: desde la burguesía independentista de las Américas pasando por los nacionalistas peninsulares, desde la ONU hasta el vecino del quinto y, en los últimos tiempos, los movimientos populistas “latinoamericanos”.
No fueron los únicos: holandeses e ingleses ven en la anulación de la Hispanidad una oportunidad de oro (nunca mejor dicho) de soslayar el Imperio español y aupar el suyo: más protestante, más despiadado y racista… pero mejor que el horror hispano del que inventan las atrocidades necesarias para tapar las suyas.
Tan maleada durante tanto tiempo, tan manipulada y estigmatizada que no se sabe ya qué es la Hispanidad, salvo que es mala. Nos quieren convertidos en europeitos de segunda vagando por la vida avergonzados tanto por lo que inevitablemente somos como por lo que nunca llegaremos a ser: anglosajones.
La buena noticia es que por mucho que se empeñe, siempre será usted hispano, con valores y hermanos hispanos. Vaya en bicicleta o siga en pijama siéntase afortunado por ello, y no pierda ocasión de despejar la oscura niebla.
Feliz día de la Hispanidad.