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Sánchez ante la tormenta perfecta: corrupción económica y, sobre todo, política le llevan al límite

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Sánchez está literalmente al límite. Aunque es un experto en moverse en aguas turbulentas lo cierto es que probablemente no había tenido una situación tan crítica en sus 6 años en La Moncloa.

El caso Ábalos le asfixia. Se deben muchas explicaciones, que no se han dado, y echarle el muerto al exministro Ábalos, al que aplaudían todos sin parar no hace tanto, no va a servir de cortafuegos. El ex ministro de Transporte y ex mano derecha de Sánchez se ha convertido en "esa persona"...

Ya no es José Luis Ábalos, ya es esa persona, una manera de tratar de poner kilómetros de distancia. Pero eso es complicado porque Sánchez nos ha mentido. El "número uno", como le llamaban los miembros de la trama, debe explicar qué vino a hacer Delcy Rodríguez a España, un viaje que él conocía y autorizó. ¿Trajo oro en aquellas maletas misteriosas? ¿Había dinero?

Todos los caminos conducen a Sánchez, pero pasando previamente por Venezuela. Este lunes hemos sabido que el embajador de España en Venezuela en tiempos de Zapatero ha reconocido ante Hacienda, para salvar la cárcel, que recibió 4,5 millones de euros en comisiones de la compañía estatal de petróleo del régimen chavista, Pedevesa. Pero, ¿todo ese dinero iba para él? ¿Era el hombre de paja de alguien? A lo mejor las piezas del puzle de Zapatero a Venezuela empiezan a encajar: su trabajo para el régimen desde hace años, su defensa de la dictadura, la pasividad del Gobierno ante la victoria de Edmundo González.

Los escándalos se suceden y también los reveses políticos: la estrategia de Sánchez en el Caso Begoña Gómez se cae a pedazos. Si hace unos días la Audiencia Provincial de Madrid dio un espaldarazo al juez Peinado la semana pasada, este lunes ha quedado claro que la querella que interpuso Begoña Gómez contra el juez no tiene recorrido.Está a punto de recibir un sonoro portazo: la fiscalía se opone a admitirla a trámite. Queda claro que por mucho que Sánchez se encierre en La Moncloa y escriba cartas a los 'gilipollenses' no hay persecución política ni judicial ni mediática. Lo que hay es presunta corrupción de su esposa. Punto.

Y este lunes también el Senado ha vetado la reforma de la ley que impulsaba el PSOE, Sumar y Bildu con la que mas de 40 etarras van a ver sustancialmente reducidas sus condenas. De momento se devuelve al Congreso y se para el primer golpe, se frena, pero no se detiene. De hecho es muy difícil detenerla, solo puede hacerlo Pedro Sánchez. Y no lo va a hacer porque forma parte de su pacto encapuchado con Bildu, el pago por el apoyo a los presupuestos que le permitan resistir unos años en La Moncloa.

Ese acuerdo con los amigos de ETA forma parte de la corrupción política de Sánchez, pero incluso que los casos de corrupción económica que le rodean: el caso Ábalos, el caso Begoña y el caso de su hermano músico. La corrupción política le permitió ser investido, comprando los 7 votos a Puigdemont a cambio de la amnistía inconstitucional y esa misma corrupción política le valió para hacerse con la Generalitat de Cataluña: investidura de Salvador Illa a cambio de un concierto económico con Cataluña que es injusto y también atenta contra la Constitción.

Al final, es posible que a Sánchez se lo lleve por delante la corrupción económica, pero la otra, la política es la más grave y la que está deteriorando de manera alarmante nuestra democracia y nuestro Estado de derecho.

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