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LA MIRILLA

Sanchez, achicharrado en su propia salsa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la sesión de control al Gobierno.

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El PP no necesita empujar mucho a Pedro Sánchez. El mandamás socialista, por más que desee transmitir seguridad, anda con las piernas que le tiemblan. La tormenta perfecta que se le ha venido encima esta última semana es insoportable. Cuando los socialistas hablan de su jefe como resistente, ya lo hacen con la boca pequeña. Koldo, Ábalos, Aldama, Jesica, Delcy, Barrabés, su hermano, Begoña, son un menú muy indigesto que no borra su acidez el bicarbonato Zaplana. Por eso, hablar ahora de mociones de censura es, precisamente, lo que menos le interesa a Génova 13 y Alberto Núñez Feijóo: oxígeno para el presidente. Hay que dejar que se cueza en su salsa.

Junts habla de apoyar censuras por mera estrategia. Lo hace, primero, para exprimir al PSOE ante la debilidad sanchista. Y, luego, para alejarse en cierta manera de Sánchez, que pringa a todos los que se juntan demasiado con su corrupción. Pero, en este momento, no va a tratar de cortar una cuerda con La Moncloa y Ferraz que sabe, al menos por ahora, que cada vez que tira de ella suena la campana de “bote”. Además, Carles Puigdemont bien sabe que el PNV, justo en este instante, no está por la labor, y mientras los “vascos” no entren al trapo nada se moverá.

A. M. BEAUMONT