LA MIRILLA
De Aldama duerme entre Sánchez y Begoña
Cada vez que Pedro Sánchez escucha nombrar a Víctor de Aldama le dan los siete males. Por más que Alberto Núñez Feijóo trató este miércoles de intentar saber cuántas veces se había reunido el presidente con el “conseguidor”, el mandamás socialista más encerrado estuvo en que eso no se lo iba a decir. Siete veces, dijo en sede judicial el ahora en prisión Aldama que se había reunido con Begoña Gómez entre La Moncloa y la sede de Globalia.
De momento, Begoña ha desaparecido de la escena como por arte de magia, ya no acude ni a los actos de la Fiesta Nacional. Se la ha tragado la tierra la detención de su amigo Aldama. Y, a su marido, me da a mí, que si pudiese desaparecer unas semanas sacaba billetes para irse a un buen hotel en República Dominicana.
Ahora, por si algún ingrediente le faltase al culebrón sanchista, por primera vez en la historia democrática, un fiscal general es imputado. Desde que Sánchez llegó al poder en este país todo lo anormal se ha convertido en normal. Así que, claro, a cuenta de qué debe dimitir Álvaro García Ortiz, que así se llama el investigado. Es usual que el jefe de los fiscales se siente delante de un juez y el fiscal que actúe en la causa sea, más que fiscal, el defensor de su superior jerárquico del que recibe órdenes. Esto nos pasa todos los días a los españolitos corrientes. Todo muy normal. Es tan sórdido que si no lo estuviésemos viendo diríamos que nos engañan.
A. M. BEAUMONT