Sánchez tiene muy claro que va a resistir: "la mejor defensa es un buen ataque"

A Pedro Sánchez ahora mismo no se le pasa por la cabeza dimitir, ni siquiera convocar elecciones. Su estrategia, como publicamos en ESdiario con información de nuestra colaboradora Esther Jaén, pasa por resistir, por supuesto, pero también por pasar al ataque.

Si queremos resumirlo en dos frases, estas serían el "ni un paso atrás" y "no hay mejor defensa que un buen ataque". Ambas se concentran en la última y única declaración del presidente del Gobierno sobre el fiscal general del Estado en la que dice que no debe dimitir porque "ha hecho lo que tenía que hacer" y en la que pide la dimisión de Ayuso a la que llama "pareja de un corrupto confeso".

Pues ya lo ven. Ni un paso atrás, el fiscal general de Estado tiene que seguir en su puesto. Esa es la consigna de la que participan con disciplina espartana y como loros de repetición todos sus ministros y dirigentes del PSOE. Admitir o forzar la dimisión de García Ortiz sería, piensan los socialistas, una muestra de debilidad, ceder un peón en esta partida de ajedrez.

Que ha pasado al ataque para defenderse es también un hecho, el "y tu más": ese mismo coro de aduladores que le rodea lleva repitiendo que el PP es un partido corrupto que tiene la sede pagada en dinero negro y que tiene decenas de causas pendientes con la justicia. Y el propio presidente del Gobierno se dedica a atacar a su obsesión personal, Isabel Díaz Ayuso. No tiene reparos en calificar de delincuente a un ciudadano particular que tiene un proceso judicial pendiente con Hacienda por actividades particulares llevadas a cabo antes de ser pareja de Ayuso. Es preocupante que un presidente del Gobierno utilice así su poder para atacar a un ciudadano. Recuerda a otras latitudes, caribeñas, que nos ponen los pelos de punta.

El caso es que Sánchez no piensa dimitir ni convocar elecciones. Veremos si su decisión de aguantar contra viento y marea se sostiene en el tiempo porque queda mucha mierda, permítanme la expresión, que salir a flote. El caso Koldo o caso Ábalos ya está en pañales y lo que ahora parece una pesadilla puede ser un cuento para niños en unas semanas. Veremos.