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EDITORIAL

¡Basta ya! Sánchez no puede seguir atacando a la Justicia

El presidente del Gobierno de España, Pedro SánchezEuropa Press

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Tenemos en La Moncloa a un auténtico desaprensivo e irresponsable presidente del Gobierno que está destruyendo el Estado de Derecho y con él, la credibilidad de las instituciones. Es inédito cómo el Poder Ejecutivo ataca sin disimulo al Poder Judicial que se atreve a investigar presuntos delitos en el entorno de Pedro Sánchez u osa llevarle la contraria o quitarle la razón con sus decisiones. 

Es cierto que Sánchez se ha llevado un último varapalo brutal por parte del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que no ha admitido a trámite, con una decisión muy contundente, la querella del presidente, presentada por la abogacía del Estado, contra el juez Peinado. Pero es lo que tiene presentar querellas disparatadas y sin motivación jurídica

Ha salido escaldado y su reacción es la de siempre, arremeter contra el Tribunal, lanzando acusaciones veladas de prevaricación. Usan para ello a sus medios afines, los medios que se dicen serios y creíbles, ¡que ironía! Todos se lanzan de manera sincronizada al cuello de los prevaricadores jueces que osan interponerse entre Sánchez y la verdad.

El problema es que la lista de jueces y tribunales se amplía y cada vez resulta menos creíble. En el saco de Peinado están ya la Audiencia Provincial de Madrid, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, los tres por el caso Begoña, y el Tribunal Supremo, éste por la decisión de imputar al Fiscal General del Estado. En esa misma lista aparecen muchos medios de comunicación críticos con el Gobierno, todos tildados como pseudomedios o webs o panfletos al servicio de ese complot político, mediático y judicial contra Pedro Sánchez. 

El Gobierno va a tener que cambiar el discurso porque este ya no cuela. Es demasiado inverosímil, solo apto para los más fanáticos de entre los sanchistas irredentos. Y hay bastantes, eso es cierto, pero no tantos como ciudadanos hartos de este Gobierno, sus mentiras, su manipulación y su corrupción política, moral y económica.

Alguien va a tener que decirle a Sánchez que pare, que lo deje de una vez, que no puede destruir la democracia por aferrarse al poder. Basta ya de atacar al Poder Judicial y a la prensa crítica. El problema es quién. El presidente del Gobierno es un hombre cegado por el poder, carente de principios y de escrúpulos, capaz de todo. Y no parece que haya muchos en su partido en disposición de frenarle, no da la impresión de que haya socialistas capaces de pararle los pies e incluso queda la duda de si hay socialistas que quieran pararle.