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ENFOQUES DEL DIRECTOR

Sánchez exige la dimisión de Sánchez: Rajoy reaparece y le pone contra las cuerdas

Pedro Sánchez exige a Pedro Sánchez que dimita. El pasado, la hemeroteca, se le aparece como un fantasma en sus pesadillas para recordarle el medicamento que él mismo recetó a Rajoy: la dimisión por los casos de corrupción que salpicaban a su partido, ni siquiera a su Gobierno.

Si hacemos caso al Sánchez del pasado, el Sánchez del presente debería presentar su dimisión ahora mismo, sin esperar un solo día más. La hemeroteca siempre le atrapa, pero Pedro nunca hace caso a Pedro. Es más, su sello personal es hacer lo contrario de lo que promete o de lo que exige a los demás. Por eso, un tipo como él, que tiene a su mujer imputada, a su hermano imputado y que reconoce la presunta corrupción de Ábalos, su mano derecha durante años, no tiene reparos en pedirle la dimisión a Ayuso porque su novio tiene un proceso judicial con Hacienda. Sánchez necesita un espejo de manera urgente para mirarse a la cara y ver ahí lo que con tanto ahínco pide a los demás. 

Está rodeado por la corrupción, no cabe duda, corrupción económica. Y con el tiempo veremos hasta qué punto está implicado él también. Como mínimo parece imposible que no se enterara de lo que sucedía a su alrededor. Pero siendo todo esto muy grave, no es lo peor. Lo más grave es su corrupción moral y política que probablemente no esté penada por la ley, pero que es absolutamente censurable y le impide seguir en La Moncloa: comprar su investidura con una amnistía a un prófugo a cambio de sus siete votos o prometer un concierto económico a Cataluña a cambio de obtener el poder en Cataluña o enmendar la ley para reducir condenas de presos de ETA y obtener así el respaldo de Bildu es pura corrupción moral y política, mucho más grave que la económica. Sánchez no puede seguir en La Moncloa ni un minuto más.