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EnfoquES del Director

Pedro Sánchez, cerca de la imputación: su guerra obsesiva con Ayuso le puede salir muy cara

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Guerra total de Ayuso contra Pedro Sánchez, que puede salir imputado de la refriega. Tal cual. Es más, debería salir imputado. Pero vamos por partes. Lo primero es la negativa de la presidenta de la Comunidad de Madrid a asistir a La Moncloa el próximo viernes.

Acierta plenamente a mi juicio. No puede bailar la música de Sánchez cuando a Sánchez le interesa. El presidente del Gobierno lleva meses negando la convocatoria de una Conferencia de Presidentes que por ley debería haber convocado tal y como le reclaman los presidentes autonómicos del PP. En vez de eso les cita uno a uno en La Moncloa para ver si así puede romper la unidad en las filas populares.

Ayuso da dos argumentos para no asistir a la cita de Sánchez, uno político y otro personal. El político es que es difícil hablar con alguien que ya ha decidido conceder a Cataluña un concierto económico que, dice Ayuso en un comunicado, es "letal para el Estado de Derecho, la unidad de España y la solidaridad entre regiones". Añade que no quiere dar por válida con su presencia en La Moncloa esta decisión.

El motivo personal para no acudir es claro, según explica la propia presidenta. Solo 24 horas antes de convocarla a la reunión, Pedro Sánchez había difamado gravemente a Ayuso. Entre otras cosas la llamó "pareja de un delincuente confeso".

Precisamente esas palabras de Sánchez y otras similares pronunciadas por él mismo y varios ministros han propiciado una querella del novio de Ayuso, Alberto González Amador contra el presidente del Gobierno y contra el ministro Félix Bolaños por injurias y calumnias. Normal y lógico. Sánchez ha violado la presunción de inocencia y además lo ha hecho de una manera impresentable para una persona que ocupa su cargo.

No es normal que un presidente del Gobierno ataque de esta manera a un ciudadano particular que tiene un pleito con Hacienda, sí, pero que aún no ha sido condenado a nada. Además, su presunto fraude fiscal se remonta a antes de ser pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid por actividades que nada tienen que ver con la administración pública madrileña.

Así que es fácil que Pedro Sánchez acabe imputado. Por el bien de nuestro Estado de Derecho, por el abuso de posición que supone, por la indefensión y el daño a la imagen que produce a un ciudadano particular que el jefe de Gobierno le descalifique en público de esa manera, Pedro Sánchez debería ser castigado.

Hoy, el blanco de sus ataques es González Amador por el simple hecho de ser la pareja de Ayuso, verdadero objetivo de Sánchez. Pero si no se castiga y se frena, mañana puede ser un periodista incómodo o un empresario molesto. Que un jefe de Gobierno descalifique y calumnie a un particular es más propio de otras latitudes caribeñas que de un país de la Unión Europea