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EDITORIAL

Ayuso no baila al son de la música que toca Sánchez: plantón y querella

Ayuso le ha dado plantón al matón de la Moncloa que, para más inri, ataca desde su púlpito de presidente del Gobierno a un ciudadano particular como es el novio o pareja de la presidenta madrileña

(Foto de ARCHIVO)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la clausura de la Asamblea de elecciones de la Asociación de Trabajadores Autónomos, en Madrid (España), a 9 de marzo de 2020.

Eduardo Parra / Europa Press
09 MARZO 2020;AUTÓNOMOS;ATA;MADRID;SÁNCHEZ;AYUSO
09/3/2020

Sánchez y Ayuso Europa Press

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Mucho se ha hablado y se hablará del plantón que la presidenta de la Comunidad de Madrid va a dar el próximo viernes a Pedro Sánchez en la Moncloa. Algunos aseguran que si el presidente del Gobierno de tu país te llama debes acudir a la cita aunque solo sea por cortesía, protocolo o respeto institucional, por muy en desacuerdo que esté con él o por muy mal que te parezcan sus políticas.

Eso, a priori, es cierto. En un país con un presidente del Gobierno normal que actúa bajo unos mínimos parámetros de decencia política no hay duda de que habría que acudir a la reunión. Lo que ocurre es que Pedro Sánchez no cumple esos mínimos. Juega sucio, miente sin pudor, retuerce las leyes a su antojo, manipula sin escrúpulos, carece de unos principios básicos de actuación, utiliza las instituciones en su propio beneficio y desprecia a la oposición como jamás nadie lo había hecho.

Ante un rival político así hay que bajar al barro y, aunque es imposible para alguien normal ponerse a su altura, es preciso tratar de emplear sus mismas armas. Ante un matón de barrio hay que utilizar la ley de la calle para defenderse o estás muerto.

Sánchez pretende que todo el mundo baile la música que él toca y en el momento que él la hace sonar. Y a Ayuso, con buen criterio, no le da la gana. Los presidentes autonómicos del PP llevan meses pidiéndole que convoque una Conferencia de Presidentes que según el reglamento de la propia Conferencia debería convocar. En lugar de cumplir la norma, ha decidido llamar a la Moncloa uno a uno a los líderes regionales del PP para intentar romper la unidad de acción de todos ellos y utilizarlos como coartada para conceder a Cataluña el concierto económico que ha prometido a ERC. Sánchez busca el argumento de “negocié con todos, también con la Generalitat y esto del concierto es fruto de un acuerdo”.

Sólo eso bastaría para justificar el plantón, pero es que en el caso de Isabel Díaz Ayuso hay más, mucho más. El día antes de enviarle la invitación para ir a la Moncloa, Sánchez la insultó de gravedad desde Bruselas como había hecho con anterioridad en el Congreso: “corrupta” y “pareja de un delincuente confeso” son dos de las expresiones que usó y que luego repitieron varios ministros. A nadie se le ocurre ir a casa del vecino si a la vez que te invita a tomar un café se acuerda de tu madre.

Así que Ayuso le ha dado plantón al matón de la Moncloa que, para más inri, ataca desde su púlpito de presidente del Gobierno a un ciudadano particular como es el novio o pareja de la presidenta madrileña. El ataque, “delincuente confeso” le ha llamado Sánchez y varios ministros, es inaudito. El Ejecutivo y el PSOE acosando públicamente a un particular que tiene un pleito con Hacienda, pero que hoy sigue siendo tan inocente como hace cinco años y así seguirá mientras se demuestre lo contrario. Es de república bananera que el jefe del Ejecutivo señale a particulares, porque si hoy arremete contra la pareja de una rival política, mañana puede hacerle lo mismo a un periodista crítico o a un empresario molesto. Por eso Alberto González Amador ha decidido presentar una querella contra él por injurias. Sería muy deseable que a nuestro ególatra monclovita le cayera una imputación que le quite las ganas de volver a marcar públicamente a un ciudadano por el hecho de llevarle la contraria.

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