Los casos Ábalos y Begoña crecen de intensidad: Sánchez no puede esconderse más

Hay días que es mejor no levantarse de la cama. Eso pensará este miércoles Pedro Sánchez que ha recibido dos tortazos por parte de los tribunales de esos que dejan marcados los dedos. Uno donde más le duele, en la cara de su mujer, Begoña Gómez y el otro en el corazón de su Gobierno, en el exministro y ex hombre de confianza José Luis Ábalos.

Begoña Gómez ha perdido su batalla contra el juez Peinado. El TSJM ha rechazado su querella por prevaricación y revelación de secretos, como ya hiciera con una similar del propio Pedro Sánchez. Este nuevo espaldarazo a Peinado pone de manifiesto dos cosas: que hay caso Begoña, el juez tiene vía totalmente libre para proseguir la investigación, y que va para largo. Promete muchos disgustos para Sánchez y para su esposa.

En cuanto a José Luis Ábalos, ahora sí, está a un paso de la imputación: el juez que investiga el caso Koldo le ha pedido al Supremo que investigue al ex ministro de Transporte por "indicios serios" de su "papel principal" en la trama de las mordidas de las mascarillas.

Ese caso es muy gordo solo hemos visto la punta del iceberg con un informe de la UCO en el que por primera vez se cita a Pedro Sánchez, ya saben, "el 1", según la llamaban los miembros de la trama. Y en el que se ven salpicados varios ministerios más e incluso la presidenta del Congreso, Francina Armengol, también conocida en la trama como "cariño". Así al menos la llamaba, con esa confianza, el mismísimo Koldo.

Pedro Sánchez no puede ni debe esconderse más:más allá de culpar a los jueces, encerrarse en La Moncloa cinco días, escribir cartas a los ciudadanos denunciando un complot de la derecha política, mediática y judicial, no ha dado jamás ni una sola explicación. Nada, cero.

Sánchez llegó al Gobierno con una moción de censura que justificó por la corrupción reinante en el PP y ahora es él el que está rodeado de casos, en su familia y en su Gobierno. Rodeado como mínimo y el tiempo dirá si algo más.