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EnfoquES del director

Yolanda Díaz no sabía lo de Errejón ni Sánchez lo de Ábalos: nadie asume su responsabilidad

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Yolanda Díaz se acaba de enterar de lo que, al parecer era voz pópuli, en Sumar: los comportamientos machistas de Errejón que llegaban a la violencia o el abuso en ocasiones. Resulta poco creíble la versión de la ‘lideresa’ de la formación y vicepresidenta del Gobierno porque hace casi año y medio, en junio de 2023, una tuitera anónima denunció en las redes sociales un sórdido episodio en el que el político le metió mano en dos ocasiones sin su consentimiento durante un evento feminista fuera de Madrid. Estábamos en plena campaña o precampaña de las elecciones generales y, claro, era muy mal momento para pedirle explicaciones. Mejor taparlo. 

Ahora Yolanda Díaz nos quiere hacer creer poco menos que han sido ella y su partido los que han tomado la iniciativa para investigar las denuncias, igualmente anónimas, que se han vertido en las redes sociales. Mas bien parece que sólo se ha actuado ahora porque el asunto empezaba a trascender a la opinión pública y había que hacer algo.

Resulta imposible creer que Yolanda Díaz no sabía nada de todo esto, la verdad. Y eso la pone en una situación que solo tiene una salida: la dimisión. Pedro Sánchez debería pedírsela, por aquello del feminismo de nuestro presidente y de mantener un mínimo de coherencia. 

Similitudes con el Caso Ábalos

El problema es que Sánchez está para dar muy pocas lecciones. No parece la persona más adecuada cuando se habla de mirar para otro lado y de tolerar determinados comportamientos. Si Yolanda Díaz quiere que nos creamos que no tenía ni idea de las andanzas de Errejón, Pedro Sánchez aspira a lo mismo con el caso Ábalos. No lo niega, como hace con el caso Begoña, pero sí se pone de perfil: no tenía ni idea de la presunta corrupción de su ministro más leal. La sucesión de los hechos también nos hace dudar mucho de esa versión: Sánchez destituyó por sorpresa, de forma totalmente inesperada, al hasta entonces ministro de Transporte. 

Nunca se ha dado una explicación de aquello, pero ahora empezamos a encajar las piezas el puzle. ‘El 1’ tenía forzosamente que saber algo de las andanzas de su ministro, igual que supo del viaje clandestino de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a España. Igual que probablemente se reunió con Víctor Aldama, en en prisión preventiva por corrupción y principal comisionista de la trama de las mascarillas. 

Sánchez, al igual que Yolanda Díaz, debería dimitir. En su caso no solo por este asunto de Ábalos o el de Begoña o el de su hermano, sino por un conjunto de actuaciones políticas y personales -amnistías, mentiras y pactos incluidos- que le convierten en el peor presidente de la democracia.