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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana MorantA. Perez Meca

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'La mala educación' es un película de drama criminal norteamericana estrenada en 2019 y dirigida por el director Cory Finley, basada en la historia real de una malversación de fondos públicos en Estados Unidos. Pero no hace falta ver esta película para poder comprobar cómo la mala educación también tiene su manifestación en otro caso de corrupción muy grave que estamos viendo ahora en España, que es el Caso Koldo o Ábalos”, en definitiva el Caso PSOE.

En esta trama, como se va sabiendo cada día, se está investigando una organización criminal puesta de manifiesto en la resolución motivada de la Audiencia Nacional remitida al Tribunal Supremo para que cite como investigado a José Luis Ábalos, el cual fue en su momento mano derecha de Pedro Sánchez y defensor de la moción de censura contra Rajoy con un discurso de limpieza y lucha contra la corrupción. Paradojas de la vida.

Pero esta trama que de forma presunta afecta al corazón del partido socialista tiene otra manifestación y es la mala educación como respuesta a los casos de corrupción. Esta reacción la hemos visto millones de españoles a través de las redes sociales y 350 diputados en la sesión de control del miércoles pasado. Los gestos, caras y burlas de la vicepresidenta María Jesús Montero en el banco azul cuando intervenían diputados de la oposición o las palabras malsonantes de la ministra Diana Morant son solo el síntoma de que la corrupción tiene muchas caras y en este caso son gestos de total ordinariez y falta de educación política y personal.

Las caras de las ministras socialistas fueron el reflejo de lo que quiso decir Tirso de Molina con su frase: "Peca de grosero quien aguarda que le digan que se vaya". No hay que olvidar que el religioso dramaturgo , autor de la obra teatral, entre otras, 'El burlador de Sevilla', puso de manifiesto en el siglo XVII lo que hoy en día es la diputada sevillana, una simple "burladora" que cada día representa un personaje cómico unas veces y siniestro otras, pero siempre maleducado.

Viendo la gesticulación de Montero y los ojos inyectados de rabia de Morant, a muchos nos vinieron a la cabeza las escenas de la niña de la película El exorcista cuando giraba la cabeza o movía la boca entre vómitos. Pues así están en el banco azul del gobierno socialista, dando muestras de mala educación como si estuvieran poseídos.

Es cierto que la vicepresidenta ha tenido la "mala suerte" de estar en dos gobiernos acechados por la corrupción. Fue ministra con Chaves y Griñán cuando se gestó el saqueo de los ERES en Andalucía y ahora con Pedro Sánchez cuando hay once ministerios investigados por corrupción y cuatro causas abiertas por mordidas, chivatazos a la Trama Koldo, la cual ya es definida en una resolución judicial como organización criminal.

Los extraños gestos de burla de Montero y la cara de cabreo de Morant únicamente son manifestación del nerviosismo socialista sobre lo que se va sabiendo de la trama, ya que día a día van transcendiendo evidentes indicios racionales de criminalidad que afectan al entorno familiar y político del presidente Sánchez así como al partido socialista en su conjunto.

A la investigación de la trama se une el fracaso de la Moncloa de boicotear la investigación sobre los delitos que presuntamente persiguen a las mujer de Sánchez. Las resoluciones de los tribunales rechazando las querellas magistrado Peinado han sido contundentes, a pesar de haber utilizado la Abogacía del Estado como un cortijo familiar y eso no hay gesto de burla que lo pueda tapar, lo único que se consigue es un mayor ridículo y que los ciudadanos se den cuenta de la desesperación de quién utiliza la mala educación, los gestos absurdos y las caras retorcidas como respuesta ante la trama de corrupción que se está investigando.

Lo peor para un político es que se convierta en un meme y la vicepresidenta se está convirtiendo en una caricatura que hace reír a los ciudadanos sin que se logre el objetivo de que olvidemos que en España la justicia persigue el delito y a los delincuentes, aunque afecte al corazón del partido socialista o de la Moncloa .

Tirso de Molina tenía razón cuando escribió hace cuatrocientos años que la grosería es solo la antesala de los que saben que se van a ir a la calle y este gobierno en general y las dos ministras de las caras y gestos "poseídos" están en la pista de salida. Y si no, al tiempo.