LA MIRILLA
El vicioso “no es sí” de Yolanda Díaz y Mónica García
Si el “caso Errejón” quiso verse por La Moncloa como una suerte de burladero para que se dejase de hablar de la corrupción que cerca a Sànchez, fue un mero espejismo. El desierto sanchista está tan seco que produce alucinaciones ya al aparato de agit-prop monclovita.
Iñigo Errejón es una pesadilla para toda una izquierda hipócrita que ha consentido mirar hacia otro lado, pese a saber desde hace mucho el percal averiado que vendían. Ahora, se rasgan las vestiduras y se dan golpes de pecho lamentando no haber actuado antes. No lo hicieron y las responsabilidades políticas se dirimen dimitiendo; cuando, además, se ha querido jugar a la gallinita ciega para engañar a la “gente “que no se quitan de la boca esos políticos. Su hipocresía viciosa no puede compensarse posando para las fotos con caras tristes.
Pero, ojo, Pedro Sánchez tampoco queda al margen del errejonazo. En su Gobierno, al menos, hay dos ministras, una de ellas vicepresidenta, Yolanda Díaz, y Mónica García, que han sido cómplices, con su silencio, de que un confeso depredador sexual de mujeres se haya movido en los ámbitos más elevados de la política. Errejón era el portavoz parlamentario del socio de la coalición gubernamental que sustenta al presidente. ¿La Moncloa no estaba enterada de esa omertá sobre tan asqueroso asunto que todos conocían y todos taparon? Resulta inverosímil.
De cualquier modo. Aún a toro pasado. Hoy ya se sabe que tanto Díaz como García, una al frente de Sumar y la otra de Más Madrid, conocieron, hace al menos un año, el historial delictivo de Errejón y, no contentas con esconderlo, le llevaron en sus listas electorales y luego, le premiaron con la portavocía del Grupo Parlamentario. ¿Pueden seguir como ministras dos personas tan inconscientes?
A. M. BEAUMONT