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El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, y el presidente del Gobierno, Pedro SánchezEuropa Press

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"Si necesitan ayuda que la pidan". Esta frase va a perseguir a Pedro Sánchez mucho tiempo. Después de la catástrofe que ha convertido una zona de la Comunidad Valenciana en un escenario de guerra, plagado de muertos, lo que menos se necesita son políticos cargados de soberbia. Tampoco Carlos Mazón parece ser consciente de lo que sucede a su alrededor. Su chaleco rojo delata su personalidad. No está dispuesto a dejar el mando —y no parece una mala opción— pero no es necesario dejar escapar berrinches públicos solicitando, como si fuese una pataleta infantil, la implicación de siete ministros y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Altura de miras y liderazgo deben pedirse a aquellos que son responsables ante una crisis como la que se vive.

Quizá sería bueno que nuestros políticos dejen de echarse pulsos para ver quién es más protagonista. No es, precisamente, twitter lo que hoy importa. Que copien lo que hace la gente: ponerse a trabajar para echar una mano, en lo que haga falta. Porque, ahora mismo, ya que la tragedia no logró evitarse antes, lo vital es que los daños puedan ser paliados en el menor tiempo posible.

Tenemos un Estado articulado en el que las competencias están compartidas entre diferentes escalones administrativos. Se ha sufrido una catástrofe y, es natural, se ha puesto a prueba la protección civil. La Ley de Protección Civil obliga al Estado a colaborar con Autonomías y Ayuntamientos para facilitarles los recursos humanos y materiales, por más que no se haya declarado el estado de alarma o excepción. Aquí lo mejor es que cada uno se coloque en su lugar, sin soberbias ni berrinches y, sobre todo, dispuestos a que cuanto antes pueda abrirse el camino hacia la recuperación. A.M.BEAUMONT