Con un par de huevos
Acabáramos… Ahora resulta que sí, que Imane Khelif es un hombre. Tremenda sorpresa, oigan. Para llegar a esta conclusión que suponemos que habrá causado un tremendo estupor entre los miembros del COI, ha hecho falta un sesudo informe elaborado por el hospital Kremlin-Bicêtre en París en colaboración con el hospital Mohamed Lamine Debaghine en Argel. Si no, de qué vamos nadie a sospechar….
La cosa es que el informe se hizo en 2023, un año antes de que Imane repartiese bofetadas como panes entre sus rivales y se proclamara campeona olímpica, pero claro, ¿cómo podían imaginarse los señores y señoras del Comité Olímpico que alguien con aspecto masculino, fuerza masculina, y una descalificación de la Asociación Internacional de Boxeo por no cumplir con los criterios necesarios para pelear en la categoría femenina, podría ser un hombre si en su DNI pone que es mujer?
El absurdo al que nos está llevando la cultura woke, esa que en teoría nació supuestamente para acabar con la discriminación de las minorías entre otras cosas, y que se ha salido de madre hasta límites insospechados, conlleva situaciones tan ridículas como esta. Se entiende que si el boxeador se siente mujer intente ocultarlo en un país, el suyo, en el que por mucho menos que eso te cuelgan de los pulgares en la plaza mayor, pero de ahí a ir machacando a mujeres por los rings hay un trecho que nunca se debió cruzar.
El COI permitió que París convirtiera en espectáculo la violencia de género. Se le avisó en su momento, pero el miedo a los wokistas – que por otro lado, son los que, en el colmo del desquicie, también defienden que las mujeres por el mero hecho de serlo somos seres puros que jamás mentimos y los que hay que beneficiar y proteger sí o sí – le llevó a delegar toda su responsabilidad en un papel, mojado como se confirma ahora, en el que donde tendría que haber puesto una M de man pone F de female. Y de momento, no dimite ni dios, no vaya a ser que pese a las evidencias médicas se les tache de LGBTIQ+fóbicos. Manda huevos.