Política sin alma
El escritor norteamericano John Steinbeck afirmó que "es curioso lo lejana que resulta una desgracia cuando no nos atañe personalmente". Esta frase se me viene a la cabeza cada vez que escucho o leo cómo se han comportado determinados políticos de la izquierda.
Hay frases y comportamientos que no son dignos de un político y tampoco de alguien con un mínimo de sensibilidad ante una tragedia como la ocurrida fundamentalmente en la provincia de Valencia.
Podemos empezar por la muy hiriente frase "los diputados no estamos para achicar agua" dicha por la diputada catalana de Sumar Aina Vidal, que además es portavoz adjunta de dicha formación, demostrando una frialdad gélida que pone de manifiesto la cara más ruin de la política.
Comunidad Valenciana
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Enrique Martínez Olmos
"El Ejército tiene una presencia disuasoria. Lo que no podemos es que el Ejército lo haga todo", afirmado por la ministra Margarita Robles cuando se le preguntó por la tardanza en desplegar el Ejército en la zona inundada, y que indica una insensibilidad con miles de ciudadanos que necesitaban la actuación profesional de nuestras Fuerzas Armadas para poder incluso salir de lugares donde se encontraban encerrados con peligro para sus vidas.
"Si quieren recursos que los pidan", frase con la que será recordado Sánchez tras la catástrofe provocada por la Dana, que fue lanzada a la cara de los miles de perjudicados por la riada. Pero en la misma comparecencia añadió "yo estoy bien", refiriéndose a los incidentes ocasionados en la localidad valenciana de Paiporta, frase que pone de manifiesto la prioridad vital del presidente del Gobierno.
También fue desalmado el escrito de la ministra de igualdad Ana Redondo que fue captado por las cámaras fotográficas del propio ministerio en una reunión, publicadas en redes sociales, y que provocaran que fueran borradas, pero ya había quedado constancia de ella: "Es nuestro momento", frase que es una clara muestra de tacticismo político ante la desgracia ciudadana.
A estas frases sin sensibilidad hay que unir otros comportamientos que también ponen de manifiesto lo lejos que les quedan las desgracias ajenas a algunas personas, como la aparición de cuentas de titularidad de hindúes que escriben en valenciano para atacar al presidente de la Generalitat Valenciana Carlos Mazón. Sin duda cuentas falsas pagadas por alguien, por el momento anónimo, que quiere sacar rédito político de una catástrofe humanitaria.
Igualmente el Partido Socialista está pagando acciones publicitarias en Instagram y Facebook para ahondar en una campaña de polarización ciudadana lanzando mensajes en descrédito personal contra Carlos Mazón con la finalidad de penetrar en cientos de miles de teléfonos móviles, curiosamente la única campaña que han retirado es la que afirmaba que la agresión recibida por Sánchez estaba protagoniza por grupos de extrema derecha de la localidad de Paiporta.
A esta campaña se une los pasquines pagados por Podemos para pedir la dimisión del presidente valenciano, haciendo una campaña pidiendo a la gente que se acerque a su sede a recogerlos para empapelar las calles valencianas. Lo que no consta es si también se invitaba a los que acudían a la sede a ir a la zona devastada a ayudar en las tareas de limpieza
En estos dos casos, tanto del PSOE como Podemos, están utilizando un dinero que tendría mejor destino si lo hubieran dedicado a ayudar a las víctimas. Pero el dolor de las mismas pilla muy lejos de la sede socialista de Ferraz o de la Moncloa de donde seguramente habrá salido la orden o del chalet de Galapagar de donde sale la estrategia de Podemos. Sin duda es mejor la estrategia de la polarización y del insulto a la de arrimar el hombro.
Ante esta estrategia desalmada, se contrapone la política positiva como el diálogo efectuado por dos presidentes del Gobierno que protagonizaron un enfrentamiento político en la década de los noventa del siglo pasado, Felipe González y José María Aznar, que llegaron a la conclusión que en caso de catástrofe lo único que funciona es el aunar esfuerzos y no el intentar sacar rédito político.
También ha sido gratificante escuchar al presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, decir que defiende la "buena fe" de Carlos Mazón mostrando su solidaridad con las víctimas.
Así pues hay política y políticos sin alma, y hay política y políticos sin sensibilidad ante el dolor de las víctimas. Por eso lo primero es atender a los afectados, trabajar para la recuperación y solo después, y con la tranquilidad de haber contribuido a la solución, sacar conclusiones políticas.