LA MIRILLA
Aplauso a Sánchez a las ocho
Pedro Sánchez ha salido en tromba a defender el Estado. Quiere que nos pongamos a aplaudir a las ocho de cada tarde. Somos todos, dice el presidente. Está bien que lo aclare. Por un tiempo, viendo cómo se ha comportado, cabía pensar que, como el Rey Sol, creía firmemente que el Estado era solo él. Si bien el trilerismo no debería ser la marca. Puesto que más parece su interés hoy un deseo irrefrenable de diluir las culpas ante la DANA.
No le gusta nada al mandatario socialista ese grito instalado de "el pueblo salva al pueblo". Es populista para él. Y tiene razón, aunque juegue con trampas. Porque, claro, se apropia de golpe a toda la gente que para demasiados políticos solo tiene importancia cuando llega la hora de votar.
Ya se sabe, el “progresismo”, cuando le interesa, nos cuenta que Hacienda somos todos. Ahora toca generalizar para repartir las culpas de una gestión catastrófica. Aunque, no deberían equipararse las responsabilidades, por ejemplo, de la reiterada ausencia de Carlos Mazón al comienzo de la tragedia; o que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, estuviese escondida cuando más falta hacía; o que el tacticismo de Pedro Sánchez retrasase el envío más de la cuenta de militares para salvar vidas y ponerlas a la par de aquellos que con escobas ayudan solidariamente a retirar el lodo. Que cada palo aguante su vela.
A. M. BEAUMONT